When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Cuatro días después. Virginia y Octavio volvieron a la casa, los niños estaban felices. —Gracias por cuidarlos, Paulina. —Nada de gracias, son mis nietos, los adoro, además, ya me quedaré una temporada en México, conseguí una gran CEO que está dirigiendo mi empresa en el Mediterráneo. —Que bien, me alegro, porque tus nietos te necesitan mucho. —¿Cómo les fue? Octavio abrazó a Virginia. —Maravilloso. —¿Están listos para la boda de July? Las sonrisas desaparecieron de sus rostros. —¡Vaya! Parece que hablé de ir a un funeral, la chica se casa, debe ser un día feliz. —Bueno, July no ama a su prometido, ella ama a Sergio, aunque lo niegue. —¡¿A Sergio Sandemetrio?! Oh, dios mío, pero ¿Acaso él no siente nada? —Son orgullosos, Paulina, demasiado orgullosos —dijo Octavio. Por la no