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—¿Qué dice…? Dígame, por favor, ¿Dónde está Sergio? Deme la dirección, se suplicó —dijo Julieta. El hombre le dio la dirección, ella anotó en un papel. Colgó la llamada. Clinton estaba ahí, era quien la había alertado de que no localizaba a Sergio y por eso comenzó a buscarlo, con desesperación. —¿Dónde está mi hijo? —¡Está en el Mediterráneo, fue a buscar a Alejandro Sandemetrio! Clinton tuvo miedo, pensando que Sergio lo hubiese buscado por venganza. —¿Qué? —El hombre dijo que Sergio enfermó, tuvo un accidente, ¡debo ir a verlo! —¿Cómo qué enfermó? ¿Y si le hizo daño como cuando era niño? ¡Debemos ir! —dijo Clinton. Julieta no lo pensó, escuchó a Clinton pedir el avión privado para ir a hasta ese lugar. —¿Puedo ir con usted, señor Clinton? —Claro, July, sé cuánto quieres a