Octavio y Virginia fueron a la mansión Hesser poco después de salir de la oficina.
Los niños estaban felices de ver a Virginia ahí, cenaron con ellos, y vieron una película juntos, hasta que fue la hora de ir a dormir, y se despidieron.
—Ya quiero que mamita venga a vivir a casa, porque así nos va a arropar antes de dormir, como hacen en los cuentos de niños.
Virginia sonrió al escuchar a Sia, besó su frente y los niños fueron a dormir.
Octavio miró su reloj, eran casi las ocho de la noche.
ÈL debía llevarla a su casa.
Fueron a su auto.
—¿Quieres ir a casa?
—¿A dónde me llevarás? —dijo ella, susurrando a su oído.
Él miró sus ojos, había algo de oscuridad en ellos.
—Tengo una idea mejor —dijo él, y condujo su auto.
Llegaron a su pent-house, al entrar, vieron a la mujer ahí.
Las
