Octavio tocó el hombro de su amigo.
—¿Estás bien?
Nelson sintió escalofrío.
—Sí, solo me quedé pensativo.
—Debe ser porque extrañas a tu hijo, ¿Por qué no hablas con Luz? No entiendo por qué pudo llevarse a tu hijo a Estados Unidos, ¿Por qué lo admitiste?
—Era lo mejor para mi hijo, los niños deben estar con su madre, no quiero hablar más de eso, me di cuenta de que Virginia te perdonó, estoy feliz por ti —dijo cambiando abruptamente de tema.
Octavio sonrió.
—Así es, y sí, también estoy feliz —dijo sonriente.
Más tarde, todos fueron invitados al bar del hotel.
Octavio y Virginia dejaron a los niños con una niñera que el hotel había proporcionado.
—No queremos travesuras, niños, duerman y sean buenos.
Los niños asintieron.
Al llegar al bar, la mayoría de los empleados conocidos
