—¡¿Cómo lo sabes?!
Ella miró su rostro.
—Bueno, la niña es igualita que tú.
—¿Es tan obvio? Pero, Octavio no dudaría de mí, nunca le di motivos, al menos no motivos que él viera. Soy un traidor, Julieta, ves como no soy bueno para nadie en este mundo.
Ella le miró con dolor.
—Nelson, ¿Por qué has callado tanto?
—No puedo soportar que Octavio me odie, incluso perdí a mi hijo por esto, porque no quería que supiera que su padre era un traidor y me aborreciera, mírame ahora, calle todas las voces que me dijeron que era un traidor, pero, olvidé que jamás podré apagar la voz en mi cabeza que me lo repite cada noche antes de dormir —dijo entre lágrimas.
Julieta sintió dolor por él, le miró compasiva.
—Nelson…
—Debes ir a dormir.
—¿Cómo sabes que no diré nada?
Él miró sus ojos.
—Porqu
