Virginia escuchó una voz, una joven se acercó a ella, y le extendió un pañuelo.
—Espero que mejores —dijo la chica con voz tímida y dulce.
Virginia sonrió, tomó el pañuelo.
—Gracias, me llamo Virginia, ¿eres nueva? Nunca te había visto por aquí.
—Bueno, mi jefe entra hoy a trabajar, soy su asistente, voy a donde él va, me llamo Julieta Mayer.
Virginia le extendió la mano, le dedicó una suave sonrisa.
—¡Salga ahora mismo de la oficina y de esta empresa, Karen! No quiero volver a verla nunca —gritó Octavio furioso, la mujer se puso su camisa, mientras Sergio no dejaba de mirarla con ojos lascivos, luego la mujer tomó el cheque y se fue.
—Pues, si le ibas a pagar, me hubiese marchado para que no fuera un pago en vano —dijo y se rio.
—¡Cállate! —exclamó Octavio furioso, no podía pensa
