"Corazón al olvido. Cinco"

630 Words
@💙💜 "Corazón al olvido. Cinco" Esta bien, Dios, responderé a la llamada. Yo: ¿Por favor, quién eres? Era ella, la mujer de mis sueños prohibidos. Su voz se escuchaba con mucho miedo. Su amanecer resultó ser un tornado en el ojo del huracán: ella pensó que él era lo mejor de todo, pero le mostró su verdadera naturaleza, lo horrendo de su ser, el deseo sin amor. Ella: Soy yo, Azucena. Por favor, necesito que vengas ahora a mi casa. Perdona por no creer en ti. El hombre que creí ser mi sol es un hielo. Por favor, ven. Estoy en la azotea. Cerré la puerta. Él quiere forzarme a ser su tesoro con el dinero de otros; quiere grabarme y venderme. Tengo mucho miedo. Si no hago lo que pide, me lastimará toda la piel. Por favor, ven. Yo: No te preocupes, a pesar de todo, mi corazón te sigue queriendo. Te ayudaré como el amigo de tu alma. Tiempo después Llegué a la casa de Azucena. Toqué el timbre, pero no se oyó. La puerta estaba abierta. Entré y fui hacia la azotea. La puerta estaba bruscamente abierta. Continué. Azucena estaba tirada en el suelo, y el hombre ese, encima de ella, le rompía el vestido. Ella gritaba, pero a él no le importaba. Me acerqué y dije: ¡Déjela tranquila! Usted no puede hacerle eso. Él se levantó y se dirigió a mí. _¿Quién eres tú?... Ah, ya sé: eres el perdedor que la estaba enamorando. Ja, ja, crak, crak, ja, ja. Pero, men, perdiste. Yo me adelanté y te la arrebaté. Ja, ja, crak, crak, ja, ja. Ven, para que te despidas de la mujer baja esa. Yo: Usted se equivoca: ella es la primavera en el invierno, es una bendición. Déjela tranquila, o no respondo de mí. Él: ¿Qué me harás? Ja, ja, crak, crak, ja, ja. Men, mejor recójete y ve por el mismo caminito que viniste. El que manda aquí soy yo. Azucena, minutos antes, había llamado a las autoridades, pero no llegaban. Las cámaras de seguridad de los edificios colindantes grabaron todo. Me retiré para ganar tiempo y luego sorprenderle. El hombre tenía un cuchillo en su mano. Corrió hacia mí e hizo que el cuchillo fuese parte de mi sangre. Con su brazo en mi cuello, sacó el cuchillo y lo volvió a introducir. Me dijo: El que se equivocó de mujer fuiste tú. Ja, ja, crak, crak, ja, ja. Llevé rápidamente mi codo hacia su estómago y, con mi cabeza, le estampé una onda en su frente. Me soltó y yo le fui encima. Rodamos. Con sus brazos, me sangró violentamente la cabeza en el suelo. Se levantó y, con sus piernas, presionó el cuchillo en mi herida. Me arrastró hacia el final de la azotea. Con mis piernas, logré, con mucho esfuerzo, patearle su parte central. Lo desestabilicé un momento. Me levanté. En ese instante, llegaron las autoridades. En un minuto de confianza, de creer que todo estaba bajo control, el hombre me empujó y caí de la azotea. Contuvieron al hombre y fueron a mi encuentro. Perdí mucha sangre, pero más me dolió lo que él le hacía a Azucena. ¡Qué bien por ella! Ya se libró de ese mal que le estaba agobiando su existencia. Por mi parte, sentía que era mi final. Pero feliz: por haberme enamorado por última vez. Mi corazón latía cada vez más lento. Mi aliento no lo sentía en mi pecho. Lágrimas desde mis ojos desvanecían los colores del viento. Tuve la suerte de observar a la princesa de mis sueños por última vez en aquel anochecer. Sin embargo, sentía que no seguía con mi corazón al olvido. (Continuará) 💖🇨🇺🇨🇺🇨🇺🇨🇺🇨🇺🇨🇺🇨🇺 🖌✏🖊 Octavio A. González B.
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