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1583 Words
Estaba lista para tomar mi vuelo a Los Ángeles. Hoy después de cinco años vuelvo a mi hogar con mi hermano. Regreso más fuerte, con más experiencia, vuelve la nueva Julieth. Se preguntaran que fue de mi en ese tiempo, les contaré un poco. Estudie diseño de modas. Me gradúe hace un año y encontré trabajo de inmediato en una famosa empresa, Jolie Collection. Hace poco me convertí en la vicepresidenta de la empresa. Y por último, logré que me cambiaran a la sucursal que pronto abrirán en los Ángeles, por supuesto seré la encargada. Me ha ido realmente bien, a diferencia del tema del "amor" en eso soy el verdadero asco. Varios chicos han intentado algo conmigo, pero yo simplemente les aclaro que nunca tendré una relación, ya saben, malas experiencias. No voy a negar que los primeros meses me afecto bastante. Casi todas las noches lloraba por Austin, pero luego me cansé. Ahora que lo pienso, fué estúpido dejar que me afectara, en estos momentos me da hasta pena de mi misma. Creo que si lo vuelvo a ver, sería como ver a un desconocido. Ya no siento nada por él. O eso quiero pensar. Así que aquí estoy, en el avión, lista para volver. . El taxi se estaciona frente a mi casa. Como extrañaba este lugar, todo está tan cambiado. No le dije a mi hermano que vendría será una sorpresa. Bajo mis maletas del taxi con ayuda del conductor. Camino hasta la puerta de la casa y busco la llave debajo de la alfombra. Entro a la casa y pareciera que no hay nadie. Subo las escaleras y un extraño ruido proveniente del cuarto de mi hermano me hace apresurar el paso. Conforme me acercaba a la puerta se escuchaba más claro el sonido, eran ¿gemidos? Wow que linda bienvenida. Mi hermano no pierde el tiempo ¿eh? Me debato en si abrir o no. Primero no quiero traumarme de por vida, pero por otro lado, quiero ver a mi hermano y no se cuanto tiempo demoren haciendo esas cosas. Me decido por entrar pero coloco una de mis manos en mis ojos, en serio no me quiero traumar. Giro la perilla de la puerta y entro sin ver nada. -¿Hola? -pregunto y de inmediatamente todo queda en silencio. -¿Juliet? ¿qué haces aquí? -escucho movimiento en la habitación. Yo solo me encogí de hombros sonriendo. -¡Sorpresaaa! -luego de varios segundos siento unos brazos rodearme y me tenso pensando que seria mi hermano desnudo pero luego siento su ropa, así que me destapó los ojos y correspondo a su abrazo. Luego siento otro par de brazos. ¿Qué carajos? Veo de quien son esos brazos y no se como reaccionar al encontrarme con Sophie obviamente vestida, bueno solo con una remera, al parecer de mi hermano -¡Te extrañe tanto amiga! -disfruto unos segundos mas el abrazo y luego me separo bruscamente. -Ustedes estaban haciendo esas cosas, cochinos, gracias al cielo no vi nada. Sino en este momento me arrancaría los ojos. -los dos se sonrojan sonriendo. - Vaya bienvenida. -Yo no sabía que vendrías. -reclama Alfred. -Quería que fuera una sorpresa, pero yo fui la sorprendida. -Reímos. -bueno los dejo para que terminen su acto, no se preocupen por mi, solo no hagan mucho escándalo. -vuelven a sonrojarse y yo salgo de la habitación. Bajo las escaleras y decido subir mis maletas y arreglar un poco mi antigua habitación. Quería descansar pero me imagino que mi habitación debe estar llena de polvo y telarañas, no quiero arriesgarme. Entro a mi habitación. Y por mi mente paso la ultima vez que le eché un vistazo, el día que partía a Cambridge. Varios recuerdos pasaron por mi mente pero rápidamente los quite de mi cabeza. Suspiré mirando cada rincón. Necesitaba remodelar, esta habitación parece la de una adolescente obviamente era la de una, era. Falta poco para que cumpla 23 años y necesito tener una decoración acorde a mi edad. Bien, luego resolveré eso. Tomó mi cabello en una coleta y me dedico a limpiar cada parte del lugar. . Suspiro cansada. Ya había terminado de arreglar todo, hasta mis cosas que traje. Estaba agotada, tanto por el viaje como por la pequeña limpiada de mi habitación que cabe mencionar que mi hermano y Sophie me ayudaron un poco mientras hablábamos de cosas triviales. Quién lo diría, mi hermano y mi amiga ya tenia cuatro años y medio de novios y yo ni me había enterado. Traidores. -Hasta mañana ya no tan pequeña hermana. -hizo una mueca de dolor mientras tocaba su pecho. - crecen tan rápido. -fingió limpiarse una lágrima y camino hasta la puerta. -¡Y tú sigues siendo un inmaduro! -le grité cuando ya iba por el pasillo camino a su habitación. -¡Y gracias! -¡No es nada, pequeña! ¡Feliz noche, descansa! -¡Igual! -grité cerrando la puerta. Luego de tomar una relajante ducha, colocarme el pijama y cambiar las sabanas de mi cama, me acosté rendida en ella para después caer en un profundo y reconfortante sueño.  Despierto por los constantes golpes en mi puerta. Maldición. ¿Qué no se puede dormir hasta tarde en esta casa? -¡¿Quién?! - grité frustrada por el irritante golpeteo en la puerta. -El latigable Alfred.-no puedo evitar reír ante lo estúpido que sonó eso. -¿Qué pasa? -dije acomodándome mejor en mi cama y tapándome hasta el cuello con las sabanas. -Es que ya son pasadas las doce.  y me pregunté, si seguirás como un oso perezoso o levantarás tu enorme trasero de esa cama. -bostezo cerrando mis ojos y cuando termino de hacerlo abro mis ojos como platos. ¿Dijo pasadas las doce? ¿Tanto he dormido? Joder la inauguración de la sucursal es a las tres de la tarde y yo quejándome internamente por despertarme "temprano". ¿Cómo lo pude olvidar? Salgo de mi cama de un salto y abro la puerta. -Dime que has preparado algo para comer. - dije aterrada. -Por supuesto que sí ¿qué acaso no me conoces? Si fuera por ti muero de hambre. -me mira burlón y yo solo lo fulmino con la mirada. -¿Tienes el número de Sophie? -pregunto pensando que ella sera la única que puede ayudarme en estos casos.-pero que pregunta tan estúpida. Obvio que debes tener su número. Dámelo ya, ahora mismo. ¿Qué esperas? -no me había dado cuenta de lo alterada que estaba. -Hey hey hey. Para tu caballo vaquera, primero respira, segundo busca donde anotar el número. - hago caso omiso a lo primero y corro en busca de mi teléfono, se lo dí a mi hermano y el anotó unos cuantos números antes de devolvérmelo. -Gracias. -digo en voz baja. Estoy apunto de llamarla, pero Alfred me pregunta una ultima cosa. -Y.. ¿puedo saber por qué estás tan alterada? -lo miro enarcando una de mis cejas, luego caigo en cuenta que no le avise lo de la sucursal. Golpeo mi frente con la palma de mi mano. ¿En dónde tenia la cabeza? -¿Recuerdas que te dije que me ascendieron a vicepresidenta? -él asintió. - bueno pues hoy será la inauguración de la sucursal aquí en Los Ángeles y soy algo así como la única encargada mientras Lucía esté en Cambridge. - la cara de Alfred pasa de una de confusión a una de comprensión y luego a una de desesperación haciendo que yo entre en pánico. Cierro la puerta en su nariz antes de que me vuelva loca. Respira profundo. 1, 2, 3... Lucía White es la Presidenta de Jolie Collection. Es algo así como mi mejor amiga. Aunque ese lugar lo tiene Sophie y estoy segura que nadie le quitara ese puesto. Y hablando de Sophie. Marco el número de mi amiga, necesitaba su ayuda, necesitaba algo lindo para usar y estoy segura que ella me ayudaría. Luego del tercer tono responden al otro lado de la línea. -¿Hola? -mi corazón se detiene al escuchar esa voz. No, debo estar imaginando cosas que no son. -¿Hay alguien ahí? -definitivamente no estaba imaginando nada. Mi voz no salía. No quería hablar, así que sin mas cuelgo la llamada. No me di cuenta el momento en que mis manos comenzaron a temblar y a sudar. ¿Qué es lo que me está pasando? Me golpeo mentalmente. No tengo porque estar así, ya no soy una estúpida adolescente. Vuelvo a marcar el número. Esta vez con la esperanza de que Sophie atendiera. Al segundo tono contestan. -¿Hola? -Mi suerte es tan grande que contesta de nuevo esa voz que no quería escuchar. Y si fue sarcasmo, al menos lo primero. Carraspeo un poco mi voz. -Ehh ¿Me puedes pasar a Sophie? -puse mi voz lo mas aguda que podía. ¿Qué? No quería que supiera que era yo. Aunque no creo que reconozca mi voz, pero si yo reconocí la de él ¿él reconocería la mía? Sacudo mi cabeza para alejar esos absurdos pensamientos. -En este momento se esta duchando. ¿Quieres dejar algún recado? - niego con mi cabeza pero es obvio que no me ve, y espero que así sea por un largo, largo tiempo. -No... Solo dile que me devuelva la llamada. -mi voz casi parece la de una ardilla, qué horror. -De acuerdo. Adiós. -Adiós, Austin. -colgué rápidamente.
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