Narra Eliot. Cuando regresé, el mesero trajo la cuenta, la cual pagué y luego acompañé a Vanessa afuera. Le había dado a Erick la noche libre, así que pedí un auto desde la aplicación de mi teléfono para que nos llevara. Vanessa dio su dirección y nos sentamos juntas en el asiento trasero mientras el conductor avanzaba. —¿Vives sola?—le pregunté, esperando que tuviera un compañero de cuarto que pudiera vigilarla. —Sí. Tengo un pequeño departamento. Tengo suerte de que mi jefe me paga bien para poder vivir en la ciudad—respondió. Sonreí. —Me alegra que pienses eso. Ella suspiró y cerró los ojos. Tuvo un día emotivo, así que la dejé sentarse en silencio. Pero cuando su cabeza cayó sobre mi hombro, me di cuenta de que estaba dormida. Mi primer instinto fue apartarme, pero cuando la mir