CATALINA ALTAMIRA
Hasta hace pocos años, aún creía y soñaba con encontrar un príncipe azul. Un hombre gallardo, fuerte, generoso y amoroso, que me tomara entre sus brazos y me rescatara de las garras de la malvada bruja que me mantenía encerrada en lo alto de una torre: mi madre.
No es que mi madre sea una mujer mala ni nada, pero ella quiere que sea algo que no soy. Mi padre me narraba en las noches maravillosas historias de viajes increíbles, con paisajes encantadores, príncipes valientes que luchaban por el bien del mundo y salvar la reputación de una dama. Aunque en mi imaginación infantil yo era esa dama por la cual el caballero se debatía a duelo, también era el caballero que tenía la libertad de recorrer el mundo en su bello corcel blanco.
Luego entraba mi madre, reprendía suavem
