Tae Young no entendía qué estaba pasando, una vez más se había visto a sí mismo en aquel mundo moderno, parado frente a un espejo y por un momento le costó reconocerse, ya que nunca se había visto usando el cabello rubio ni que sus ojos fueran de un tono verde que parecían hechos para cautivar, incluso llegó a pensar que eran lentillas pero no pudo comprobarlo porque su cuerpo no parecía dispuesto a responder cuando él quería moverse, viéndose una vez más envuelto por la obscuridad. También perdió la cuenta del número de veces que despertó en aquella tienda, en algunas ocasiones junto al Emperador y en otras solo, pero tampoco era un lugar en el que permaneció mucho tiempo, fueron segundos o a lo mucho un par de minutos antes de verse envuelto en la obscuridad, y fue notando que cada vez