Tanner
Era más que hermosa, encantadora, magnética, divertida e inteligente, todo en un paquete curvilíneo y tentador. Al principio, durante el trayecto, apenas había podido apartar la vista de sus muslos, esos pellizcos blancos y cremosos exhibidos en una dulce falda que llegaba hasta allí mientras ella se sentaba a mi lado en el diminuto auto. Literalmente, me costaba concentrarme en la carretera, esquivando y dando volantazos de un lado a otro mientras navegaba por la autopista.
—Sr. Morgan, más vale que preste atención—, soltó una risita. —Creo que allí hay un auto de policía—, señaló con la cabeza hacia la parte de atrás. Y gimiendo internamente, vislumbré el blanco y n***o en el retrovisor. Porque tal y como conducía, completamente distraído, con el cuerpo rígido al cambiar de marc
