Esa noche asistí a mi clase de astronomía, como solía hacer todos los miércoles. Ya le había pedido a Lucas que pasara por mí a las 9, después de clase. Pasaron las horas, me despedí de la profesora Helga y salí, pero no vi a Lucas por ningún lado.
Revisé mi teléfono y no tenía mensajes de él. Le escribí, pero no me respondía. Pensé que tal vez se le había olvidado y estaría con sus amigos. No podía pretender que corriera por mí a todas horas, especialmente cuando ya le había dicho que no me sentía preparada para estar con alguien, aunque le pedí que siguiera formando parte de mi vida. Qué egoísta de mi parte. No sentía más que un gran aprecio por Lucas, y el miedo a enamorarme de nuevo, después de todo lo que había pasado, me paralizaba.
Tomé con fuerza mis libros y comencé a caminar a través del campus para llegar a mi bloque. La sensación de soledad me invadía y, poco a poco, el temor creció dentro de mí. Sentí que alguien me seguía. Miré hacia atrás, pero no había nada. Aceleré el paso hasta llegar a la puerta y la abrí con fuerza. Subí corriendo a mi piso, con el corazón a punto de salirse de mi pecho. Finalmente, entré a mi habitación y Tahis me miró sorprendida.
—¿Sucede algo? —preguntó—. ¿Estás bien?
—Sí —respondí, tratando de calmarme—, solo que Lucas no pudo recogerme, y no puedo evitar sentir miedo al estar sola.
Mi amiga frunció el ceño.
—¿Lucas no fue a recogerte? Eso sí que es extraño. Él nunca se perdería algo así, ni siquiera por un juego con sus amigos.
—Lo sé. Lo esperé por casi 20 minutos y no llegó. Tampoco responde mis mensajes. Quizá estaba cansado y se quedó dormido -le dije, tratando de quitarle importancia.
—Sí, debe ser eso —asintió ella, aunque no parecía convencida.
Como ya era costumbre en las últimas noches, tomé mi té con las gotas mágicas que me daba Tahis y me acosté a descansar.
Esa noche no tuve pesadillas y dormí profundamente. Cuando me levanté, Tahis ya no estaba en la habitación; no la había escuchado prepararse ni salir. Me levanté, tomé una ducha y me estaba vistiendo para ir a clase cuando Tahis entró de repente, con la cara desencajada por la desesperación y el terror.
—¿Qué te pasa? —le pregunté, alarmada—. ¿Sucedió algo malo?
—Es Lucas, Renata, es Lucas... —jadeaba, tratando de calmarse.
—No te entiendo. ¿Qué pasa con Lucas?
—¡Está en el hospital! Al parecer alguien intentó robarle dentro del campus y lo golpearon. Iba camino al observatorio para recogerte anoche.
Sentí un escalofrío recorrer de pies a cabeza. ¿Sería yo la causante de esto? ¿Le hicieron daño por mi culpa? En el campus nunca había oído hablar de robos.
Tomé mi cartera rápidamente y salí con Tahis hacia el hospital donde Lucas estaba internado. Me sentía como un alma en pena caminando; mis pies se movían por inercia, mientras mi mente no dejaba de formular preguntas sobre lo que había sucedido.
Cuando llegamos al hospital, nos informaron que debíamos esperar hasta que el médico saliera para darnos un reporte. Pasaron un par de horas y no nos daban ninguna noticia sobre la salud de Lucas. Estaba muy preocupada y la tristeza me consumía.
Finalmente, un médico salió y preguntó por los familiares de Lucas Kingsley. Levanté la mano y le expliqué que su familia vivía muy lejos, pero que ya había avisado y estaban en camino.
—Entiendo —me respondió—, ¿eres su novia?
Titubeé, pero le respondí que sí, esperando que eso me diera acceso a la información que tanto necesitaba. Funcionó. El médico me permitió pasar a verlo, mientras Tahis tuvo que quedarse afuera.
El médico, parado a mi lado, me explicaba el estado de Lucas, pero yo solo podía llorar mientras observaba su cuerpo inmóvil en la cama. Le habían roto tres costillas, su brazo izquierdo estaba fracturado y su cabeza y abdomen habían recibido múltiples golpes. Aún estaba inconsciente.
—¿Sabes si tenía problemas con alguien? ¿Alguna persona con la que no se llevara bien? —me preguntó el médico.
Sollozando, le respondí que no, y le pregunté por qué me lo preguntaba.
—Realmente no creo que esto haya sido un simple robo. Quisieron acabar con este chico. Por fortuna, un amigo lo encontró a tiempo, y la persona que lo atacaba escapó.
Le pedí al médico que me dijera quién había llevado a Lucas al hospital, pero me dijo que le preguntara a la enfermera, pues eso estaba anotado en el informe. Quizá ella me podría dar más información sobre lo sucedido.