Con sirope es mucho más dulce. Imagina el chocolate derretido sobre otro tipo de dulce.
Propuestas
—Yo no pienso ir a ninguna fiesta —rugió Camila, apenas el jefe de Lucas desapareció de su vista—, y tú ni siquiera se te ocurra abrir la boca —agrego señalando a su hija.
No solo eran todos los problemas que se podían crear en torno a ese hombre, ni la extraña atracción que estaba sintiendo hacia él, sino el hecho que desde que escapó del padre de su hija había preferido mantener un perfil bajo que no llamase la atención de las personas, es por eso que en un mundo moderno donde todos manejan más de una red social, ella solo tenía la aplicación de w******p instalada en su celular, pero su foto de perfil era el retrato de un florero y su nombre de usuario lo ocupaba una carita sonriente.
—Por favor, te pagaré más dinero, te prometo que inventaré algo luego de ese baile para que mi jefe no me pida volver a verte —suplicó el arrogante hombre que por primera vez en su vida se había visto recurriendo a las súplicas para obtener lo que necesitaba.
—No, yo no puedo asistir a esos eventos, además con lo que nos has ofrecido es suficiente —dijo ella manteniéndose firme.
Sin embargo, Lucas no planeaba darse por vencido, por lo que recurrió a una estrategia sostenida por la poca información que tenía sobre la situación de Camila.
—Puedo pagar la matrícula por un año completo de Sofía, además de suministrar todo lo necesario para que ella empiece: uniforme, materiales... lo que necesite —expuso seguro de que esa propuesta no la podía rechazar.
Y tal como lo había pensado sus palabras causaron el efecto esperado en la mujer que necesitaba para ser su falsa esposa, Camila se mordió el labio pensando en que un año de colegiatura es mucho más de lo que necesita, eso le ayudaría a incrementar sus ahorros y quizás tener un poco más de soltura en sus gastos mensuales, la verdad estaba cansada de sacar cuentas y de gastar en lo estrictamente necesario para subsistir.
—Cierra el pico —dijo al ver que su hija se proponía a meter su cuchara en donde no la llamaban.
—Sí, acepto, tienes que saber que no estoy dispuesta a dar demostraciones de afecto en público, quizás un trato cariñoso, pero los besos están prohibidos y los abrazos demasiado íntimos —dijo sopesando la posibilidad, por su parte Lucas sonrío a sabiendas de que ya la había convencido y solo bastaba un par de segundos para que ella misma se diera cuenta de cuan beneficioso era su propuesta—. También voy a necesitar que me des por escrito tu palabra de cumplir con todo lo que has ofrecido, es posible que únicamente nos quieras ver las caras y prefiero tener algo que me sirva en caso de tener que recordarte este día —agrego habiendo aceptado la propuesta con esa simple observación.
A pesar de la ceja levantada, Lucas acepto diciendo que era justo lo que pedía, por lo que le dio que esa misma noche recibiría un documento en el que ella se comprometía a fingir ser su esposa el tiempo necesario hasta encontrar la manera de sacarla del asunto, además del p**o por la actuación de esa tarde. Se ofreció a llevarla, pero ella lo rechazó tajante, no obstante, le dio su dirección debido a que el día del baile él tenía que ir por ella para llegar juntos.
Se despidieron y cada cual se fue por su lado, ella con su hijo camino directo a su casa, por su parte Lucas monto en su auto y se fue de nuevo a la empresa, en donde esperaba poder trabajar un par de horas más, ya sin nada que le preocupase.
—Sofía, quiero que entiendas que ese hombre y yo únicamente tenemos un trato de trabajo con el que voy a conseguir algo de dinero, no es un trabajo del que deba avergonzarme ni atente en contra de los valores que te he enseñado —dijo Camila luego de haber entrado en su casa.
—Lo sé, mami, no te preocupes, pero si quieres mi opinión, no me molestaría que tuvieras un novio —contesto la pequeña con esa manera tan peculiar de hablar que en más de una ocasión le habían puesto los pelos de punta a su madre.
—No estoy interesada en ser la novia de nadie, pero ese no es un tema que deba hablar con una niña como tú, eres muy pequeña y aunque muy lista, hay temas que a tu edad no se entienden con claridad —le dijo y posteriormente la mando a su habitación a realizar sus deberes escolares.
Muchas veces le habían llamado del colegio de su hija para notificarle que Sofía no se comportaba como los otros niños, que mantenía una actitud superior al resto de sus compañeros y aunque en muy pocas ocasiones socializaba con los demás, la mayor parte del tiempo prefería estar leyendo libros de grados más avanzados. La mitad de su curso ni siquiera poder leer tres líneas seguidas y ella ya ocupaba textos que no se estudian sino hasta la primaria o secundaria.
Es por eso que por recomendación de la psicóloga del colegio la presento en el colegio “Genius Children”. Una escuela especializada en niños con capacidades especiales, donde según le han explicado a Camila, Sofía tiene la posibilidad de cursar estudios universitarios en dos o tres años, al igual que otros niños que han recibido su título profesional en un periodo de nueve meses de estudios, una cantidad de tiempo muy inferior a la que en realidad necesita una persona común que curse la misma carrera.
Toda esa información añadida al hecho de que ahora debe fingir ser la esposa de un desconocido le provocaba dolor de cabeza. Sin embargo, no podía negar que Lucas era un hombre muy atractivo y le había hecho sentir viva, se dio cuenta en la forma que él le miraba, como seguía el movimiento de sus labios, además su jefe en más de una ocasión celebro sin ningún escrúpulo la forma en como Lucas parecía admirar a su esposa.
—Sí, es guapo, pero yo tengo una hija y no estoy interesada en una aventura fugaz, aunque en realidad no me interesa liarme con nadie, ya suficiente tengo con que mi hija sea una niña genio —bufo mientras preparaba un par de sándwich para cenar.
Luego de cenar, metió a su hija a la cama y se dispuso a tomarse una hora para ella antes de hacer lo mismo e irse a descansar, no obstante, llamaron a su puerta, su cuerpo se estremeció, siempre con miedo de que Santiago la encontrara se había acostumbrado a dar un brinco cada vez que el bendito timbre sonaba. Se asomó por el ojo mágico y observo con sorpresa que se trataba de Lucas, que sintiendo algo de miedo a que su ardid fuese descubierto, fue él mismo a entregar el documento redactado por él mismo ya firmado a Camila.
—Necesito que me des tu información bancaria para poder hacerte la transferencia —dijo apenas ella abrió la puerta.
—Hubiese bastado con un mensaje o una llamada —objeto ella.
—No me diste tu número de teléfono, además, también tenía que entregarte esto —señalo colocando en las manos de ella un sobre de color amarillo.
Se mordió el labio inferior, y Lucas supo que tenía por hábito hacerlo. Luego de un par de segundos de reflexión le invito a pasar pidiéndole no hacer mucho ruido, ya que su hija estaba dormida.