Estábamos saliendo del restaurante, dejando a los padres de Esteve allí. Parecían muy felices con la noticia. Thiago se había marchado, no me di cuenta cuando se fue. — ¿A dónde quieres ir?— preguntó Esteve a la salida, tomando mi mano y rodeando mi cintura con la otra. — El coche está por aquí. — Me iba guiando. — Esteve, puedo andar yo sola. Estoy embarazada, no enferma. — Disculpa, estoy nervioso y no se nada sobre embarazos. ¿Quieres comer algo, ir a otro lugar? — No tengo hambre, solo hablemos para que me pueda marchar. — Rache, ¿no te da alegría verme? Hace meses que no nos veíamos. Yo estoy muy emocionado de volverte a ver y tu pareces muy distante. Lo cierto era que me sentía más cómoda extrañándolo que estando a su lado. Pero ahora que lo sabía, sería difícil alejarlo.