Marisol y Bastian eran los padres de Esteve. Eran mucho mas mayores que el padre de Rachel y aunque su aspecto era de personas importantes, tenían una personalidad muy parecida a la de su hijo. Rebosaban de humildad, la trataron con mucho respeto y demasiada familiaridad, viendo ella claramente a quien Esteve había salido.
La noche resultó ser tan agradable, que le pareció que terminó muy deprisa. Ellos dos quedaron de ir al día siguiente, luego del almuerzo y quedarse a dormir allí la noche del sábado, para partir el domingo después del medio dia.
— La pasaste muy bien, Rachel.
— Tus padres son agradables, me alegro de haber ido.
— Mañana también será divertido, no te preocupes.
— Ya me siento más relajada.— tocó la mano de él que estaba sobre su pecho desnudo, estaban en su casa, sobre la cama, después de una acalorada noche en la que habían omitido la protección, nuevamente. Ella había quedado en más adelante tomarse una pastilla, aunque eso era algo que nunca había hecho, con su pareja anterior siempre usaba protección, por lo que ignoraba un poco el funcionamiento de los demás métodos anticonceptivos. — Una vez dijste que conmigo solo eras Esteve, que no tenias que comportarte de otra manea, dijste algo similar. ¿A que te referías con exactitud?
— Solo que creo que no ves la importancia de mi apellido, de mi cargo, no siento que le prestes atención a eso. Me agrada y me siento en la libertad de mostrarme como soy. Diferente al trabajo, tengo que tener ciertas exigencias, me llevo bien con todos, no creo ser alguien tan desagradable, pero veo en sus ojos y en su comportamiento que soy el señor Clarkson, para ninguno de ellos yo soy Esteve, aunque me llamen por mi nombre, para ti si. Me siento bien contigo, ya te lo he dicho, Rachel.
A la mañana siguiente, Rachel por primera vez se levantó primero que el. Se escabulló en la cocina y preparó el desayuno para los dos.
— Tu cabello esta muy crecido. — le dijo, mientras estaban en la piscina.
— Si, no he sacado tiempo para ir a la peluquería. — contestó, extendiendo su cabello con sus dedos, observando el largo de estos.
— Puedo cortarlo por ti, ¿te vale si lo hago con tijeras?
— Si, supongo. ¿Sabes hacerlo?
— Si, ya se hacerle un corte a un hombre. — había practicado un montón de veces con su padre y esa parte del curso ya la había hecho, no veía ninguna diferencia en hacérselo a el. — ¿Tienes tijeras?
— Vayamos al baño, allí tengo algunas cosas, también tengo una pequeña maquina de afeitar, puede que también te valga para algo.
— Vamos.
En el baño de su habitación, Esteve tenia un estuche que contenía varios utensilios para su afeitado. Rachel tomó las cosas que podría utilizar y cubrió su espalda con una toalla. El estaba sentado frente al espejo.
Después de cortarle el pelo, probó reducirle un poco mas la barba, pues el le había dicho que hiciera lo que le pareciera mejor.
— Rachel, esto se te da muy bien. — miró su pelo, el cual ahora no invadía tanto su rostro, observó el largo de la barba, pasando la mano por ella. — Me gusta. Gracias. ¿Dónde lo aprendiste?
— Estoy haciendo un curso de peluquería. — dijo con timidez, teniendo un poco de miedo de contar aquello.
— Eso es fantástico. ¿Y sabes arreglarte a ti misma? ¿Tu te haces esos hermosos rizos?
— Si, pero creo que se me da mejor arreglar a otros. Hace unas semanas le hice un peinado estupendo a mi amiga Maia, antes de entrar al trabajo. Después un familiar de ella se casaba y se le ocurrió que yo peinara a la novia. Le encantó como quedó, a mi también.
— Creo que te gusta. ¿Cómo tienes tiempo para hacer eso, cuando también te quedas mucha veces trabajando hasta tarde?— Rachel tenia todo el tiempo para hacer esas cosas, pues su horario laboral era en las noches.
— Busco el tiempo.
— Por eso muchas veces estas ocupada. Cuando necesites un modelo para hacer algún corte, estoy disponible.
— Practico mucho con mi padre. Si hubieras visto todas las veces que tuve que cortarle el cabello completo por un mal corte, aun así siempre se ofrecía. Tampoco creo que pudiera encontrar otro modelo para las primeras prácticas. Ahora esa parte se me da bien. — lo abrazó desde atrás, sin importarle que se le pegara cabello al cuerpo. Le alegraba mucho poder compartir esa parte de su vida con el.
— ¿Pero que te gusta mas? ¿Quieres hacer de todo, solo cortes a hombres, solo cortes a mujeres o como ya habías hecho, peinados para eventos? — acarició sus manos, observándola a través del espejo. —¿Ya lo sabes?
— Me gusta cada vez que le corto el cabello a mi padre, pero me gustaría probar cosas más arriesgadas. Me gustó mucho peinar a Maia, cada vez que tengo ocasión de hacerlo, pero también siento el deseo de probar cosas más arriesgadas, pero eso no viene en mi curso, me paso muchas horas en las noches viendo algunos videos de peinados increíbles. Me gustaría enfocarme mas en peinados para ciertos eventos. Creo que lo normal no me llama tanto la atención, quiero hacer peinados llamativos, un tanto extravagantes, que no son para ir al supermercado o un día de oficina. Quiero hacer esos peinados que se ven en los eventos de moda y esas cosas, que son tan llamativos y voluptuosos, con muchos colores y cargados de todo. Incluso para bodas no me molestaría.
— Rachel, veo que realmente te gusta la peluquería.
— Cuando empecé solo lo hice por hacer algo, pero si, creo que me gusta.
— ¿Piensas dedicarle más tiempo?
— No lo se.
— Quizás deberías de considerarlo. — tiró de sus brazos para sentarla en sus piernas. — Te escucho hablar con gran ilusión, cuando ni hablas nada de tu trabajo. Creo que esto te gusta.
— Estoy investigando mas sobre ello. — se acomodó en sus piernas.
— Te he llenado de pelos. Tendremos que darnos un baño. — tocó la punta de su nariz, retirando unos pelos que tenia allí. — He visto en las peluquerías algunas cabezas que parecen de practicar. ¿Tienes algunas?
— No, pero pretendo comprar algunas, estoy haciéndome primero con algunas otras cosas que uso con más frecuencia. Quiero equiparme bien, sobre todo de cosas útiles.
— Sigo muy sorprendido, es de lo primero que hablas con tanto interés. Dices pocas cosas.
— ¿Ah, si? — retiró varios pelos de su mejilla, para después besarlo allí. — ¿Qué quieres saber?
— Solo lo que quieras decirme. Lo que sea, fuera de lo trivial, algo importante, significativo para ti o que yo deba saber.
— A ver. — colocó sus manos sobre los hombros de el y la toalla cayó al suelo. — Nunca he tenido ningún tipo de ambición, es como si no tuviera interés por muchas cosas, siempre me he sentido bien como soy, donde estoy y como vivo, sin embargo, este último mes he sentido unas ganas enormes de ser alguien, de avanzar y no se, muchas cosas pasan por mi mente, creo que me siento motivada por la peluquería, a pesar de que no es algo grandioso, pero forma parte de lo único por lo que he tenido algo de ambición.
— Yo creo que si es algo grandioso, sobre todo porque te gusta y hablas de ello con ilusión. Ahora estaré ansioso porque me crezca el cabello, para que vuelvas a cortarlo.
— La próxima vez que te crezca, traigo mis cosas y te hago un super corte. Ahora iré abajo a buscar con que barrer todo este cabello.
— Yo me iré duchando. Almorzamos fuera de casa. — Rachel bajó y Esteve se metió a la ducha, le había gustado mucho el corte, pero mas el hecho de que ella le platicara de algo que le gustaba. Le agradaba mucho ella y sabia que a sus padres también le habían caído bien ella.
Después del almuerzo, condujeron hasta la casa de campo de los padres de Esteve. La señora Marisol los recibió, pues su padre estaba dando un paseo por el campo de golf que pertenecía a la casa.
— Esteve, ve por tu padre, o tardará mucho y se nos irá la tarde. — le dijo su madre, al rato de haber llegado.
— ¿Vienes conmigo, Rachel?— le invitó el.
— Déjala aquí haciéndome compañía.
— Si, me quedo con ella. — respondió Rachel, yendo a sentarse junto a la señora. Miraron como Esteve se marchaba.
— ¿Cuántos años tienes, Rachel?— tenía una voz algo cantarina la señora Marisol, su cabello era como el de Esteve, al igual que sus ojos.
— Tengo veinticuatro años.
— Rachel Adams. Es un buen nombre, ¿me cuentas un poco de tu familia?
— Claro. Vivo con mi padre, mi madre murió cuando yo era pequeña. Tenemos algunos familiares de parte de la familia de mi madre que viven en esta ciudad, pero no somos muy cercano. No tengo mucho que decir.
— ¿Tu padre se volvió a casar?
— No, tuvo algunas relaciones, cortas y nada serio.
— ¿Qué tiempo llevas trabajando para la empresa?— aunque la señora era muy amable, Rachel iba sintiendo como eso se convertía en un interrogatorio.
— Llevo dos años. — los ojos de Marisol la escudriñaban y Rachel sintió el deseo de no decir la verdad a medias, pues creía que la señora sabría si mentía. — Aunque técnicamente no trabajo para la empresa, pero si allí.
— ¿Eso como es posible? No lo comprendo. — a pesar de que Rachel trabajaba limpiando en la empresa de los Clarkson, no estaba contratada directamente por ellos, ya que su contrato era con la empresa de limpieza, la cual si era contratada por la empresa de los Clarkson, pero no a ella directamente.
— Hemos llegado. — dijo Esteve, quien entró abrazado de su padre, interrumpiendo oportunamente la charla entre Marisol y Rachel. Saludó al padre de este y su madre los envió a la cocina a lavarse las manos, solo como excusa para decirle algo mas a Rachel.
— Hubieron cosas que obligaron a Esteve a odiar rotundamente las mentiras, por pequeñas que fueran. Nos agradas, por eso te lo digo. ¿Te ha hablado de su última relación?— ella negó con la cabeza. — Solo se muy sincera con el, incluso respecto a tus sentimientos, odiaría verlo herido nuevamente. Es muy dulce, agradable y demasiado afectuoso, igual que su padre, a veces eso se puede convertir en un defecto para ciertas personas. Pero también sabe como despreciar, odiar e incluso arrancar algo totalmente de raíz, sin importar el daño ocasionado a si mismo, eso lo sacó de mi.
— ¿Qué tanto hablan? Espero que no estén planeando la boda sin mi. — bromeó el señor Clarkson.
El resto del día Rachel no pudo evitar sentirse tensa, incluso a la hora de la cena.
— Has estado muy callada. — La ayudó a desvestirse, estaban en la habitación que le había asignado Marisol. — Casi no cenaste, ¿te encuentras bien?
— Si, estoy bien. No pensé que tu madre cocinara un cordero tan rico y las papas tenían el mismo sabor, toda la cebolla junto con el caldo era algo exquisito, con lo simple que se veía, tenia un sabor demasiado sabroso.
— Es el plato favorito de mi padre, lo aprendió a cocinar para el, es lo único que sabe hacer.
— Pues lo tiene muy perfeccionado. — se acostó en la suave cama. Movió sus manos haciéndose rodar sobre la cama, mientras Esteve aún se desvestía. — ¿Has estado casado antes? — recostó su cuerpo, dejando salir su cabeza de la cama y mirándolo todo al revés. Esteve fue junto a ella y le levantó la cabeza. Ella aún seguía pensando en las palabras de Marisol, sabía que ella no lo había dicho por mal, de hecho consideraba que le había hecho un favor al decirle aquello.
— No, nunca me he casado. — Rachel esperaba algo mas.
¿Qué había pasado en su relación anterior?
Solo que no sabía como entrar en ese tema.
— Mi pareja anterior se llamaba Teo. ¿Cuál era el nombre de la tuya?— probó otra vez, su cabeza reposaba sobre las piernas desnudas de el.
— Abby.
— Es un lindo nombre.
— Me gusta más Rachel.
— ¿Puedo saber por qué terminaron?
— Claro, si quieres saberlo. — dijo el, con tranquilidad. Acomodó el rostro de ella sobre la cama y subió hasta la almohada, Rachel lo siguió. — Teníamos una relación, quizás un poco complicada, al menos para ella. Solía viajar mucho a Italia, es modelo. Es obvio que ni has buscado información sobre mi, googleas un poco y te aparecen algunas de estas informaciones. — se acercó un poco mas y besó a su hermosa novia.
— O solo puedo preguntarte. Es mas seguro, fuente mas confiable.
— Cierto. Hace mas de un año, ella tenia un evento en Italia, llevaba semanas allí, quise darle la sorpresa, el último día de su pasarela. Asistí, solo que era muy raro que ella me notara, era un evento muy importante, internacional y estaba lleno de personas. Sabía en el lugar donde ella se estaba quedando, así que decidí mejor sorprenderla en su habitación de hotel, en ese momento me pareció una idea increíble, me di una vuelta por la ciudad mientras ella llegaba, luego la llamé y ella me confirmó que estaba allí, supuestamente cenando después de la alarga noche. Toqué a su puerta con un ramo de rosas y una botella de champán para celebrar que todo había salido bien en su ultimo día. Me abrió la puerta envuelta en una toalla y había una voz detrás de ella pidiéndole que no tardara.
— Vaya, que descarada.
— Esa no fue la peor parte, ni de cerca. Se fue tras de mi, pidiéndome que no me marchara, que todo era un malentendido, yo salí esa misma noche de Italia, habíamos tenido casi tres años de relación. A la mañana siguiente apareció en todos los periódicos su rostro golpeado, ella declarando que yo la había agredido porque ella quería terminar conmigo.
— ¡Zorra!
— Mintió, de una forma tan descarada. Decía que no quería nada a cambio, que podía olvidar lo ocurrido, que solo quería regresar conmigo después de habérselo pensado bien. Yo había salido muy enojado esa noche de su hotel, así que era creíble lo que decía ella. Hablamos, le dije que desmintiera todo pero que no volvería con ella después de semejante mentira, sin mencionar lo de su infidelidad, luego volvió a ser escándalo en los medios, decía que yo la amenazaba para que desmintiera todo. Otra vez hablamos, esta vez con abogados de por medio.
— Pero que estúpida esa mujer.
— Yo había perjudicado su rostro, la había hecho tener muchas pérdidas económicas en su carrera de modelo y sus próximos proyectos, debido al daño en su rostro, se había visto muy afectada emocionalmente por el terror que sintió en ese momento, muchas otras cosas más. Interpuso una demanda, en base a sus mentiras. — su voz había empezado a notarse un tanto más apagada, sin la característica energía que siempre tenía.
— ¿La ganó?
— Mis padres me rogaron para que llegáramos a un acuerdo, así lo hice. No iba a poder demostrar nada y ella era la víctima perfecta, mientras mi imagen se iba desmoronando. Al final todo terminó con una gran suma de dinero, pero todo lo demás quedó, yo era el maltratador y ella quedó como la víctima que al final tuvo que ser silenciada. Salí perjudicado por todos lados, mi imagen en la empresa se fue desmoronando de a poco.
— Eso fue algo horrible, sobre todo porque nunca pudiste demostrar nada.
— Si, después de eso me volví muy desconfiado, tu eres mi siguiente relación después de aquella catástrofe, se que tu nunca me mentirías y menos hacerme algo así. No eres interesada, no buscas lujos ni vivir de apariencias, podrías ser perfectamente mi otra mitad. No soportaría una relación llena de mentiras o ese tipo de engaños. Jamás toleraría algo a base de engaños, por mínimos que fueran.
El corazón de Rachel se encogió al escuchar las últimas palabras de Esteve, era comprensible su odio a las mentiras, después de lo sucedido con su ex. Pero Rachel había tenido intención de decir la verdad en varias ocasiones, pero ya se sentía con miedo de hacerlo, más ahora. No se atrevía ni a pronunciar palabra alguna.
Ella estaba mintiendo, la relación había comenzado con una mentira, que pronto sería imposible de sostener para Rachel.
Lo que había comenzado como una simple mentira, a los ojos de Esteve podría parecer algo nefasto, viniendo de Rachel podría ser cada vez peor, era como el globo que intentas inflar con los labios, soplabas y soplabas, veías como creía en tu cara y eventualmente este te explotaba tan cerca que incluso podía hacerte daño, además del susto.