Alejandro permanece en la pequeña sala, se podía ver la pequeña cocina, y un balcón que daba a un lado del edificio, piensa que aquel apartamento es tan diminuto como una caja de fósforo, Samira subió a su habitación por el abrigo de él. Alejandro ve algunas fotos enganchadas en la pared de quienes cree es su familia, también observa una cajita con una dedicatoria y una foto de un señor mayor, junto a un obituario. El siente que el apartamento es pequeño pero muy acogedor.
—Aqui tienes tu abrigo, y esto debe ser por lo que preguntaste—dice Samira mientras le pasa el abrigo y el encendedor Zippo.
—Gracias, realmente me hacía falta, mis hijos me lo regalaron para mi cumpleaños numero 40, ya tengo 46 años, a por cierto mandé a buscar un cambio de ropa, espero que no te moleste que me cambié
