Matías cae de culo en la alfombra, al sentir el fuerte golpe en su mandíbula, que su propio padre le ha propinado, que de paso aquel pueñetazo, le a roto el labio superior, haciendo que se quejara del dolor.
—Agrh,— Matías se queja del dolor, mientras se lleva la mano al rostro.
Matías no se ha incorporado bien cuando Alejandro le da otro derechazo, pegándole ahora en la boca del estómago, dejándolo sin un ápice de aire.
—¡Yo quiero saber si es para esto que yo te crié!¡Yo he criado a un maldito impostor y mentiroso!—le grita a su hijo dándole un izquierdazo en las costillas.
—¡Espera! ¡Ahg..padre!, ¡Maldición, tranquilízate, eso duele! ¡De que diablos hablas!—le dice mientras trata de esquivar los siguientes golpes.
Matías sabe pelear, pero no quiere golpear a su padre, sospecha que
