Samira por la impresión de ver al amor de su existencia frente a ella, por accidente, deja caer la taza de café caliente, esta se quiebra al tocar el piso, salpicando por todos lados.
—¡Oh por Dios mi niña ten cuidado!—le dice la señora llena de preocupación.
—¡Lo...lo siento!...¡volveré a preparar otro de inmediato!... ¡discúlpeme!—le dice de inmediato.
Samira se agacha para recoger los trozos de la taza, en segundos Samira levanta la cabeza y ve que Alejandro se acerca a ella, se agacha junto a ella, y por estar Samira mirándolo, se pincha un dedo con uno de los cristales.
—¡Auch!— se queja al cortarse un dedo.
—¡Dios... no los toques!—le dice con voz suave pero notablemente preocupado, mientras toma su mano— Ven yo los recojo, tu...sigue atendiendo a la cliente, por favor—le pide A
