¿Bebé en camino?

1316 Words
Samira se queda estupefacta ante las palabras de Alejandro. ¿De qué bebé está hablando, si solo está con su abuela?¿Por qué Alejandro hablaba de un bebé? —¿De que hablas ahora Alejandro?—pregunta Samira de mala gana secando la mitad de su rostro con la manga del abrigo que lleva puesto. Alejandro ve que ha llamado su atención, y ve que Samira ya no está tan histérica. —Si...muñeca, no le hagas esto a nuestro bebé, por favor ven conmigo al hospital, se que no tienes idea de lo que estoy hablando, pero es posible que estés embarazada. Samira lo mira con incredulidad, ¿Cómo es que él cree que ella está embarazada? ¿No se supone que es la mujer la que sabe primero si está embarazada? Entonces Samira cree que es una artimaña de él para que ella no se vaya. —¿Te has vuelto loco? yo...no estoy embarazada, si fuera así yo sería la primera en saberlo—dice ella en voz baja, para no seguir llamando la atención de las personas que pasan—si esa es tu táctica para que regrese a Manhattan, pierdes tu tiempo, ¡deja de estar inventando cosas, la gente empieza a vernos! —Samira tengo una corazonada, tu has tenido muchos antojos, casi iguales que la madre de mis hijos, yo no me equivoqué con ellos. No creo lo que me dijo Hugo en el apartamento, si eso te hace sentir mejor. Se que hay una explicación más razonable, si quieres hablaremos de eso despues, ahora quiero asegurarme de que nuestro bebé esté bien, tú no te ves bien. Abuela por favor, hablé con ella, vallamos a emergencias. La abuela de Samira escuchó todo lo que dijo Alejandro y por un momento pensó igual que Alejandro, realmente Samira a estado extraña en las últimas semanas, muy sensible, con náuseas matutinas y muchos antojos. Pero era posible que la mancha de sangre fuera porque a su nieta la violaron sin compasión. —¿Si mi nieta no está embarazada nos dejaras ir?—pregunta Charol mirando a los ojos a Alejandro, ya ella que ría que dejarán las peleas y gritos, ella es de esas doñas que dice que los pleitos entre parejas se llevan a puertas cerradas. Alejandro dudó por un segundo, el amaba demasiado a esa mujer como para dejarla ir, estaba dispuesto a castigar a su hijo con todo el dolor de su alma, si Samira le decía que fue violada, Alejandro no entiende porque ella da tantos rodeos, pero lo importante es que debía ganar tiempo, debía tranquilizarla y averiguar toda la verdad. —Si, si es así las dejaré tranquilas—les dice cruzando los dedos a su espalda. —Sami, acepta ir, así el estará convencido y te dejará tranquila, ya te lo prometió —le susurra su abuela. —Esta bien abuela—le susurra Samira. Bien...—se dirige a alejandro—pero dame mi mochila, y la de mi abuela—le ordena ella. — Sólo las llevaré, están muy pesadas, no tocaré nada, ni miraré dentro, mi auto no está tan lejos, vamos está en el parqueo de enfrente. Los tres llegaron donde estaba en carro de Alejandro. Samira y su abuela se sentaron en el asiento de atrás. —Póngase los cinturones de seguridad —les dice Alejandro— Voy a buscar en el mapa el hospital o clínica mas cercana. Alejandro encuentra la ubicación de un hospital público muy cerca, enciende el carro y se pone en marcha. —Buenas tardes, ¿En qué les puedo ayudar?—pregunta la recepcionista cuando llegó su turno, pues el hospital era un caos, por un accidente muy grande que hubo. —Quiero un chequeo general para mí prometida—le dice Alejandro. —¡Dijiste que solo era una prueba de embarazo!—le reclama Samira, pues no se siente cómoda que nadie en ese momento, sepan que fue violada, sino podrían alertar a la policia, y complicar todo. —Si... una prueba de sangre para confirmar que estás embarazada y un chequeo general para saber que tú estás bien... por favor. Samira suspiró, sabiendo que no lograría hacerlo cambiar de opinión, por eso ella se había enamorado de él, siempre atento y preocupado por ella. —¿Tiene seguro o no tiene seguro?—pregunta la joven en caja. —Si tengo seguro—dice Samira mientras saca de su mochila un monedero extrayendo su carnet. —¿Pagaran con tarjeta o efectivo? —Tarjeta—dice Alejandro mientras saca su tarjeta de su cartera. —No efectivo, yo pagaré esto—dice Samira mientras pasa una papeleta de 500 dolares. —Bien, los resultados estarán listos de una hora a tres horas, tenemos el laboratorio muy saturado el día de hoy—dice la cajera. Luego de tomar sus datos, y llenar algunos formularios llevan a Samira al laboratorio, dónde le extraen sangre para hacerse todas las pruebas pertinentes. Alejandro está con la abuela de Samira en la sala de espera, ellos solo ven a los médicos y enfermeras de emergencia, de un lado para otro. Cuando la enfermera que a tomado las muestras, termina le dice a Samira que debe esperar una hora por todos los resultados. —Muchas gracias doctora, entonces ¿regreso en una hora?. —Si de una a tres horas, valla directamente a recepción ahí le entregarán los resultados. —Muchas gracias. Samira sale del laboratorio y pasa a la sala de espera dónde están Alejandro y su abuela. —Que tal mientras esperamos, vamos a cenar algo ustedes deben tener hambre también. Samira sabe que el tiene razón Samira no a comido mucho durante el día. —Vamos a la cafeteria—dice ella. —Pero aquí en frente ví un restaurante de barbacoa, me gustaría probarlo. —Entonces ve tu solo, abuela vamos al segundo piso. —Aunque un sándwich o una empanada no me caería tan mal, !yo amo las batidas! —dice mientras trata de alcanzarlas. —Korina estas pruebas de sangre llévalas a dónde Mildred, voy a comer esto es un caos—le dice una enfermera a una pasante de medicina. —Claro Chanel, enseguida. Korina es una pasante, de la universidad de boston apenas ha llegado hoy por recomendación, con esperanza de quedarse a trabajar ahí. Cuando Korina se dispone a salir de la habitación de muestras, recibe una llamada de su novio, pues habían planeado salir ese día, y por tomar el celular su bolsillo, se le resbala la bandeja que sostiene con una sola mano, rompiendo un tubo de Sangre, precisamente el que le pertenecía a Samira. —¡Oh Dios, que voy a hacer, por estar de descuidada!...¡Si Chanel se da cuenta no me van a aceptar en la unidad!—dice la chica mientras toma papel toalla para limpiar el piso y recoger los cristales—No...ella no se puede dar cuenta. La joven laboratorista, mira y no hay nadie más ahí, así que ella misma busca a toda prisa, otro tubo vacío para echar sangre, se saca sangre a sí misma, y vuelve a colocar al nuevo tubo con sangre, el nombre del tubo roto., pues ella había visto a Samira y deduce que no está enferma, y si lo estaba igual después volvería por otros análisis. —¡Dios que nervios! esa chica parecía muy saludable, así que creo que no habrá problemas, nadie se dará cuenta—piensa para ella misma. La joven entrega las pruebas a la analista y se marcha a su área. Luego de dos horas de espera, le entregaron los análisis a Samira y ella junto a Alejandro y a su abuela regresan al consultorio. —Entonces doctora ¿Como está mi novia?¿Está embarazada cierto?—pregunta Alejandro con una mirada imponente.
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