Un silencio reina de repente en la terraza, el ambiente se ha tornado tan pesado, Alejandro y Samira aún esperan una respuesta de los caballeros frente a ellos pero permanecen callados mirándose uno a otro. Alejandro sólo los escuchaba discutir a la distancia, no puede creer que Matías acaba de llegar y ya está dándole problemas a Hugo que aún no puede valerse por sí solo. Matías ve la panza de Samira mucho más grande que la última vez que lo vió, él sabe que pronto dará a luz, pero aparta la mirada al ver que Alejandro lo mira fijamente con una mirada profunda y cuestionable. —¿Ninguno me va a decir que sucede?—pregunta alejandro nuevamente. —No es nada, buenos días papá, hola Samira ¡No hagas caso papá, sabes lo melodramático que puede ser Hugo, y sumando lo sensible que está, pelea p