Suposición.

633 Words
—Entonces doctora ¿Como está mi novia? —Su novia está muy saludable, solo un poco de anemia, y no está embarazada. Le daré una prescripción para que compre vitaminas en la farmacia. —¿Es en serio?¿no habrá algún error? —pregunta Alejandro. —No señor, todo se ha hecho conforme al procedimiento, si no está de acuerdo, ella puede hacerse los análisis de nuevo pero sería lo mismo. Samira suspira, por dentro hubiera deseado tener un hijo del hombre que ama, pero ella piensa que los cielos no lo han querido así. —Bien, ¿ya ves? nos podemos ir. Samira sale del hospital con la receta de vitaminas en la mano, junto a su abuela. —Yo puedo acompañarlas ¿a dónde se van a quedar?— pregunta Alejandro. —Alejandro esto no va a funcionar, quedamos que no nos ibas a seguir y me ibas a dejar ir. —Es que yo no estaré bien hasta que estés a salvo, ya estoy aquí de todas formas, quiero saber que no te falte nada, mira dejaste tu monedero con todas tus tarjetas—saca el monedero de su traje. —No las necesito, por eso las dejé—sigue caminando. —¿Y el dinero no lo necesitas?, por favor amor, no podemos terminar así— él suspira mientras camina detrás de ella—Samira yo te amo, con o sin bebé. Samira no sabía que decir, ella quería gritarle al viento cuanto lo amaba, pero no podía. —Muñeca mía, yo no creo lo que me dijo Hugo, lo he repasado muchas veces en mi mente, y su historia no concuerda con nada, lo haré pagar lo que te hizo, aunque sea mi hijo, tocó lo que no es de él, se aprovechó de ti—dice mientras agarra a Samira por la mano para que se detengan. — Suéltame Alejandro. Haz lo que quieras yo a esa casa no vuelvo. —Te compraré otro apartamento donde quieras, si ya no quieres vivir ahí. Ya a Samira se le acababan las opciones para convencer a Alejandro para que la dejará ir. —Entonces ¿puedes creer que me violó? Alejandro, yo no quería decírtelo porque no quiero que lo odies, es tu hijo y la sangre pesa más que él agua, además él es tu heredero, no voy a darte a elegir si tus hijos o yo, yo desaparecer de tu vida. Alejandro se sentía entre la espada y la pared, él no quería creer que su propio hijo había hecho tal atrocidad. Pero ese hecho lo había puesto en la situación en la que se encontraba. A su mente llegaban miles de preguntas, pero no era el momento de estar cuestionando. —Yo...se lo que tengo que hacer con Hugo. Lo entregaré a las autoridades, tú vas a tener que testificar en el juicio. Él debe aprender la lección, él no bebió hacerte lo que te hizo, yo te pido perdón por no poder hacer nada en ese momento, no estuve ahi para protegerte...yo me siento mal—se le salen las lágrimas. —Yo no te culpo por lo que pasó, pero no puedo estar contigo, debemos tomar caminos separados. —Yo no quiero...dime ¿qué voy a hacer sin ti?—le dice mientras se seca las lágrimas. —Tienes que seguir adelante— Samira le suelta la mano—tu no conoces mi pasado y sé que me vas a odiar a muerte. —No me interesa tu pasado, me interesa el ahora, tu eres mi muñeca. —Eso lo dices porque no sabes nada—le aclara ella. En ese momento a Alejandro le llega un correo desconocido, de un correo fantasma, Alejandro lee el título. "Videos de Samira y Matias".
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