2/2 EL GRAN ROBO PARTE 2

5000 Words
— No me pidas eso, tuvieron que haber visto las cámaras de seguridad y nos vieron llevándonos a Darién, iremos a la maldita cárcel por el robo de una de las artes históricas más importante del mundo y ahora sabemos que su intelectual autor es la diosa griega Hera. El teléfono el cual había dejado de sonar volvió a hacerlo. — Contesta. — No. — le da el teléfono a Charlotte. — Contesta Eva, tu eres la encargada del museo. — Pero la idea de robarlo a él fue tuya. — Lo hice por ti. — Lo sé, pero… — sin importar que Charlotte le arrebato el teléfono y descolgó la llamada y lo coloco en altavoz. — habla. — susurra por lo bajo. — Will, amigo ¿Qué sucede? — Lamento molestarla en su día libre señorita Goldberg, pero se presento un robo en el museo. — ¿Qué? ¿Cómo pude ser eso posible? — Eso es lo que queremos saber, la policía ya se encuentra aquí y necesitamos que venga para rendir una declaración. — ¿Qué se robaron Willi? — Al hombre desnudo del cuadro. — ¿Qué dicen las cámaras de seguridad? — Eso es lo más extraño señorita Goldberg, en aquel instante las chamaras fallaron. Evangeline y Charlotte se ven con el ceño fruncido. — Ok, ya iré para allá. — cuelga. — ¿Qué haya desaparecido es grabe? — curiosea Darién. — Actualmente el arte es considerado la mejor forma de leer toda la historia humana es mediante textos y obras de arte y tu mi querido amigo, eres la obra anónima más famosa por todo tu… esplendor. — responde Charlotte haciendo alusión a su ahora no tan desnudez. — Se que dije que iba para el museo, pero no podemos. — ¿Por qué? — pregunta Charlotte. — No podemos dejar a Darién solo, el no conoce este nuevo mundo. — Tienes razón. —hace una mueca Charlotte, pero pronto su rostro cambia. — Darién puedes colocarte esa camisa. — señala la camisa tirada en el suelo. Darién la toma y mete su brazo derecho, pero a duras penas pasaba, lo intento con su otro brazo, pero era inútil. — Es como ver a Hulk, pero sin el verde. ­— se mofa Charlotte — ¿Quién es Hulk? — curiosea Darién. — Es un superhéroe. — responde. — Char, él no puede salir así a la calle. Ninguno de los tres en la sala dijo absolutamente nada, primero, porque Darién no conocía este nuevo mundo y tampoco sabía cómo funcionaba, aunque vio como todo iba evolucionando a su paso, le costaba creer que seguía vivió luego de casi 3 mil años. — ¡Ya sé! — exclama Charlotte. — bajando la calle hay una tienda de segunda, para salir un poco de apuros, podemos bajar y comprarle algunas cosas. — Dios, eres la mejor amiga de todo el mundo. — toma a Charlotte de las mejillas y planta un beso en su frente. — y ahora que ya solucionamos todo esto y que Darién nos contó su versión de tod…un momento. — Evangeline tenía ese presentimiento que le decía que no toda la historia estaba completa. — nos dijiste que solo podías ver a través del cuadro. — Si. — asiente Darién con la cabeza. — ¿Cómo es que hablas nuestro idioma? — No lo sé, simplemente las entiendo. — se encoge de hombros. — Eva, mejor ve a cambiarte, yo preparare algo para desayunar. Aconseja Charlotte. — ¿tu tienes hambre? — le pregunta a Darién. — Muchísima. — Entonces esta hecho, preparare el desayuno. — Gracias. — dice Evangeline. Evangeline fue a su habitación nuevamente esta vez con el objetivo de colocarse su ropa elegante para el trabajo, mientras que tomaba su ducha aun no lograba asimilar lo que ahora mismo esta sucediendo en su vida y si alguien le hubiera dicho que aquello iba a suceder se hubiera reído muy fuerte. Pero ahora tenia a Darién de Macedonia en su departamento a medio vestir. Se vistió rápidamente y opto por ir de traje, corrigió algunas imperfecciones en su rostro con el maquillaje y pinto sus labios con un tono rosita bastante ligero y salió hacia la cocina donde estaba su amiga con el amor de su vida. — Por fin sales, yo también tomare una ducha, allí deje tus panqueques con tocino. — dice Charlotte cuando la ve llegar. — tomare algunos de tus vestidos. — Esta bien. — se encoge de hombros Evangeline. — No sabes cuanto te amo. — y luego se va dejando a Darién y a su amiga sola. — Evangeline. —Cuando Darién pronuncio su nombre, lo hizo de tal forma que pareciese ser una melodía, en sus labios se escuchaba malditamente perfecto. — desde que te vi por primera vez quise saber tu nombre y es que eres una de las mujeres más linda que he visto. Darién se levanta del taburete donde estaba sentado y se acerco lentamente como un león cazando a su presa hacia Evangeline, la cual tuvo que levanta su mirada para verlo con claridad. El comandante griego levanto su mano y acaricio la mejilla de la chica y de inmediato todo su cuerpo se erizo. — Yo… yo… — las palabras no lograban salir de su boca gracias a los nervios. — No es necesario que digas nada. — sonríe. — con el simple hecho de verte haces que mi día se vuelva un poco mejor. — ¿El haber salido no hace tu vida un poco mejor? — No lo sé, porque algo anda mal, pero el poder tocarte definitivamente es lo mejor que me ha sucedido. Evangeline pudo sentir como sus mejillas se calentaban y en su cabeza gritaba ¡Porque este hombre no había salido antes del cuadro! — Debes comer un poco, tus mejillas se colocaron de color y no quiero que te enfermes. — la tomo de la mano y la guio hasta el taburete al lado de él. — lo que preparo tu amiga jamás lo había probado. — ¿y te gusto? — curiosea. — Claro que sí, Jamás había comido algo tan delicioso en mi vida, además que llevaba muchos años sin probar comida ni tomar agua. — Debió ser muy difícil para ti vivir dentro de un cuadro. — Al principio fue muy difícil, porque estaba en piel de animal, gritaba para que me escucharan, pero era inútil. — ¿Entonces como pasaste a un cuadro? — Quisiera responderte, pero no sé como termine el cuadro ya te conté que lo que recuerdo es ver a las mujeres con gran des peinados. — su boca se tuerce inconforme con las lagunas mentales que tenía. — mejor empieza a comer. — rueda el plato del desayuno hacia Evangeline, para luego verla llevarse bocado de tocino a la boca. — ¿Puedo preguntarte algo? — Evangeline tenia muchas preguntas que cuando estaba estudiando su carrera ningún profesor supo contestar. — Lo que tu quieras. — lave fijamente — ¿Estuviste en la guerra de Troya? — No, aquello ocurrió mucho antes de que naciera, pero crecí escuchando a Aristóteles hablarnos de homero y la iliada. — ¡Aristóteles! — se impresionada Evangeline. — ¿Lo conoces? — frunce el ceño Darién. — Claro, es uno de los mayores filósofos de toda la historia humana, claro pero antes de él esta tales de Mileto, Pitágoras, platón, Sócrates, entre otros, pero gracias a todos sus estudios acerca de la matemática y el ser humano. — Aristóteles siempre fue un sabio, pero no creí que fuera a llegar tan lejos. — Pues estudiamos a Aristóteles en la escuela. — Vaya sorpresa, definitivamente debo estudiar este nuevo mundo. — sonríe. — Ya estoy mis queridos querubines, bajemos para comprarle ropa al señor del cuadro. Charlotte hace acto de presencia con uno de los vestidos de Evangeline. — ¿Qué hicieron mientras no estaba? — con picardía Charlotte mueve sus cejas. — Darién conocí a Aristóteles n persona. — ¿En serio? ­— lo mira sorprendida Char. — No entiendo porque se sorprenden tanto. — Amigo el simple hecho de tenerte aquí nos sigue manteniendo en shock. — le recuerda la rubia. — y obviamente al yo saber de historia, donde estudie cada aspecto del pasado, de personas que ya están bajo tierra y que solo se conocen por esculturas e imágenes imaginarias de pintores que me describas a Aristóteles es gratificante, al igual que Alejandro Magno. — Entonces todos pasaron a la historia, excepto… — baja su mirada. — yo. — Darién si pasaste a la historia. — Evangeline lo toma de la mano para brindarle cierto apoyo. — Pero no mis hazañas, si no por estar desnudo. — Amigo claro que conocemos tus hazañas, Magno se encargo de relatar sobre ti, incluso te busco cuando desapareciste junto con Bastián de Tarcia. — Bastian… — susurro. — el era mi mejor amigo. — Tuvo un final trágico. — suelta Charlotte, pero su mejor amiga le lanza una mirada de reproche. — Chicos será mejor que bajemos para solucionar esto de inmediato, luego hablamos del pasado y del presente, pero por el momento estamos envueltos en un robo. — Tienes razón, bajemos y solucionemos esto. Darién se levanto del taburete dejando a las dos chicas por debajo de sus ojos, por lo menos a Evangelina, porque Charlotte era alta con sus piernas bastante estilizadas y largas. El trio salió del departamento y se encaminaron hacia el lugar donde comprarían la ropa a Darién, pero vaya sorpresa se llevarían cuando todas las mujeres que pasaban por el lugar se quedaron viendo a aquel semejante hombre, era como si el mundo se colocara en cámara lenta. — ¿ustedes también lo notan? — pregunta Evangeline. — Definitivamente. — responde su amiga. — ahora debemos comprarle una máscara. — Ni siquiera en museo lo veían de esta forma. — Es incomodo como me ven todas. — entra a la conversación el comandante macedonio. — ¿te veían así en Macedonia? — pregunta Eva. — No como ahora, pero con el estatus que tenía en macedonia recibía muchas peticiones. — Claro, tenias mucho dinero en aquello época. — se encoge de hombros Charlotte. — es aquí. Señala el almacén en el cual podías comprar cualquier prenda por 1 dólar y dentro se podían conseguir las mejores prendas del mundo, ya que normalmente la ropa de segunda mano provenía de gente adinerada. La campana que daba la bienvenida a todo el que entraba al almacén sonó y como si de un imán se tratara, todas las personas que nos vieron entrar fijaron su mirada en Darién. — Bienvenidos a… — no termino de decir aquello cuando suspiro ruidosamente. — Nosotras buscaremos lo que nos gustan, gracias. — Charlotte camina derecha dejando a tras a la mujer que atendía y nosotros fuimos detrás de ella. — no entiendo que les sucede a estas personas. — bufa. — ¡Mira esto! — saca un sueter tejido con temática de navidad. — Es horrible. — responde Darién. Evangeline estalla en carcajadas. — Tiene razón, dejemos que el escoja lo que le gusta y con lo que se sienta más cómodo. — aporta Eva ganándose una sonrisa de Darién. — ¿Qué tal si lo eliges tu por mí? — le propone a Eva. — Uh, me siento como un mal tercio. — Charlotte se hace a un lado para ver a su amiga y a su amor casi que imposible. — Te puedo ayudar, pero tu debes escoger tu ropa. — responde Evangeline. — ¿Qué te parece si comenzamos con unos pantalones un poco más largo? — Como tu quieras. Darién se acerco a la zona donde estaban los pantalones iguales a los que llevaba puesto, tomo el primero que vio y lo analizo. — Esto esta roto. — se lo mostro a Evangeline y esta no pudo evitar sonreír. — Actualmente algunos pantalones se llevan de esta forma, y normalmente son los jóvenes quienes lo usa. — ¿tú tienes algún pantalón así? — Tengo uno que otro. — Entonces me lo llevo. — se encoge de hombros. — Espera, primero debes saber que talla eres en el pantalón. — se lo arrebata. — ¿Qué talla es el que llevo? — pregunta. — Tal vez un 30, pero por tu altura y por tu contextura diría que eres un 32 o 33 y este es un… 33, estas de suerte. — se lo devuelve de nuevo. — sigue escogiendo otros pantalones. — Pss. — Charlotte la llama, ya que se había separado del rebaño. — ¿Qué sucede? — Tu y tu amor ya congeniaron eh, picarona. — la codea. — No digas tonterías, era la única persona que veía durante el día, claro que va a tener más confianza conmigo. — se encoge de hombros excusándose. — Como tu digas, pero entre las dos sabemos que ese sujeto esta más bueno que la Nutella y mira como todas lo miran. Señala a su alrededor, todas las mujeres del almacén se encontraban a la expectativa de los movimientos de Darién. Tal vez Evangeline si tenia un poco de celos porque todas tenían los ojos posados en el chico que tanto quería para ella, antes simplemente lo veían y se reían de su desnudez, si supieran realmente quien era. — Cuida a tu chico mejor, hay algunas que ya se quieren acercar. — señala a la mujer que iba a en su dirección, — Char, no puedo parecer una loca psicópata. — responde viendo como la mujer lo saluda. — Hay por Dios es una completa perra. — escupe la rubia cuando la mujer coloca su mano encima del brazo de Darien. Pero a leguas se veía incomodo, Darién busco con la mirada a la chica, algo dentro del corazón de Evangeline se movió y se acerco al chico del cuadro, Darién suspiro aliviado al verla caminar en su dirección. — ¿puedo ayudarla en algo? — Pregunta Evangeline. — ¿Quién eres tú? — la desconocida enarca una ceja con rabia. — Si, estas incomodando a mi… novio. — No creo que sea tu novio, ¿Acaso no te has visto en un espejo? — ¿Y que tiene que ver con mi apariencia? Más bien ¿Qué tan insegura eres tratando de insultar a otra mujer por su apariencia? mejor aléjate de aquí. — Este hombre no es tuyo. — Sera mejor que te alejes de mí. — interviene Darién con su rostro completamente serio. — no te di el permiso para tocarme. La mujer lo ve indignado, pero en sus ojos todavía se sigue viendo la fascinación por Darién, pero después fulmino con la mirada a la acompañante de este. — Hay que averiguar porque encantas tanto a las mujeres. — ¿Yo no te encanto? — Eh… Darién eres un hombre bastante atractivo, no te lo voy a negar, pero hay algo extraño, solo ve como te miran todas. — Evangeline señala a todo su alrededor. — Talvez si debamos buscar una máscara. — No vamos hacer tal cosa Darién, has pasado gran parte de tu vida encerrado, como para cubrirte nuevamente. — En serio eres una mujer muy hermosa y considerada. — las mejillas de Evangeline volvieron a colorear de rojo. — Mejor sigamos con nuestra compra. Eva y Darién siguieron escogiendo la ropa que se compraría ya que Darién no podía permanecer todo el tiempo desnudo, las mujeres lo seguían viendo como si fuera un santo, pero se Evangeline se gano el odio de muchas por poseer a la perfección en persona. Mientras que pasaban los minutos, la canasta que Evangeline llevaba en su mano se fue llenando hasta el punto que Charlotte interfirió para ayudarlos, pero mientras la rubia amiga pensaba en la excusa perfecta para decirle a Evangeline con respecto a sus cuartadas, por si las investigan en el robo de Darién. Por ultimo se acercaron al cajero, el cual afortunadamente era hombre y no le prestaba ni pizca de atención a Darién, más bien parecía un poco cabreado de tener a don perfecto en frente suyo y no a ninguna mujer detrás de él, nos entrega una bolsa con la factura de gastos. — ¿podemos utilizar algún vestidor para que el se pueda cambiar? — pregunta Charlotte. — Pueden utilizar el numero dos. — responde el chico. — Gracias. — agradece Evangeline. — vamos a quitarte todo esto. El trio se dirigen al vestidor que les indico el cajero y entre las dos chicas eligieron la vestimenta de hoy para Darién, porque luego de que salgan del almacén deben dirigirse al museo para “Saber que sucedió” y no solamente eso, Darién no debe parecerse a Darién, así que adicional se les compraron unos lentes que no tienen para nada aumento y un gorra par atapar su hermoso cabello trenzado. Y cuando salió del probador fue aun más la tensión que se sintió en el lugar, porque llevaba un pantalón rasgado que era holgado, un suéter en cuello V y unos zapatos deportivos que afortunadamente había de su talla, acomodo la gorra de los Yankees de Nueva York y vio a las dos mujeres que conocía. — Pareces de esta época. — lo aprueba Charlotte. — ¿Qué te parece a ti? — le pregunta a Evangeline. — Estas perfecto, puedes pasar por completo desapercibido. ­— aquellas palabras le costaron mucho a Evangeline, porque por dentro realmente se estaba muriendo por… no había palabras para expresar lo que sentía realmente en aquel momento. — Bueno, será mejor que ya nos larguemos, debemos salir de este embrollo lo antes posible, le pedí a Román que nos enviara un auto y ya nos está esperando afuera. — A veces me pregunto ¿Qué seria de mi sin ti? — le dice Evangeline. — Yo se que solo me quieres por el dinero. — se hace la ofendida. — Estas en lo cierto, así que Darién debemos aprovecharnos lo más que podamos de esta rubia artificial. — todos caminan en dirección a la salida — Lo pensare, quien sabe si terminare en otro cuadro por ello. — se encoge de hombros el comandante. — Es solo un decir. — explica Eva. — y es nuestra forma de jugar. — Eva tiene razón, además si saliste del cuadro no creo que entres de nuevo. — no sabes que fue lo que me saco exactamente del cuadro y si fue la propia Hera es porque algo entre manos se trae. — Da ¿puedo decirte Da? — pregunta Evangeline. — Puedes llamarme como tu quieras. — responde, y las mejillas de Eva se calentaron. — de nuevo tus mejillas se pintaron. — Tu deja de coquetear conmigo. — sonríe y golpea ligeramente el brazo del muchacho. — Esta bien. — levanta sus manos al aire. — ¿Qué ibas a decir? — Si bueno, en cuanto a Hera, Zeus, Deméter, Dionisio, Poseidón, todos los 12 olímpicos que tu conoces como tal… ya no existen. En aquel momento salen del almacén recibiendo el sol en sus caras. — ¿Qué? — Así como lo escuchas en la actualidad solamente existe diferentes dioses, pero depende de la cultura, por ejemplo, de este lado del continente al sufrir más el impacto anglosajón e hispano manejaban la religión cristiana o católica y es la que más predomina alrededor del mundo con Jehová y algunos lo conocen como Yahveh. — ¿Qué sucedió con los 12 olímpicos? Porque yo vi a Hera, Bastián de Tarcia es hijo de Poseidón y yo también lo vi. — Esa pregunta no la puedo responder con exactitud, pero desde mi concepto como historiadora, la corriente cristiana comenzó a tener mucha más fuerza y destrozo a la romana que es la misma griega. — Espera… — interrumpe Darién, lucia como mu saturado de información luego de las pocas palabras que Evangeline le dijo. — Eva debemos dejar que el vaya asimilando todo y mientras lo hace, subamos al auto. Charlotte les abrió la puerta y guiaron a Darién adentro, para luego embarcarse en la nueva aventura que es resolver el caso que ya tiene respuesta. Darién no dijo más nada durante el viaje hacia el lugar del crimen y desde algunas calles abajo se encontraba acordonado el lugar, ya que cuando se pierde una obra de arte de gran calibre inclusive la interpol viene al rescate. — Gracias por sacarnos de apuros Yei. — No hay de que señorita Charlotte, si gusta puedo esperarla. — Te lo agradecería, pero creo que me demorare un poco. — Usted sabe que estoy aquí para servirle. — Vamos chicos. — Gracias también Yei. — No hay de que señorita Evangeline. Darién no dijo nada al respecto ya que seguía analizando todo lo que la chica le había dicho, pero entonces algo se ilumino en su cabeza, sabia a la perfección donde se encontraba, porque lo vio claramente mientras que Evangeline y Charlotte se lo llevaban, estaban el museo y claramente allí debe haber la historia suficiente como para saber de que hablaba Evangeline. Se acercaron hasta la cinta donde alejaban a los que chismosos de la zona — Soy Evangeline Goldberg, soy la encargada de todo este lugar. — mostro su carnet del trabajo al policía. — Yo también trabajo aquí. — agrega Charlotte. — ¿Quién es él? — Pregunta el policía. — Es alguien especializado en robos que van hacia el mercado n***o. — responde rápidamente Charlotte. — solo se le debe mostrar una foto del cuadro robado y el se secciona que no se encuentre en lugares bajos. Aquella respuesta incluso convenció a Evangeline. — Pueden pasar. — el policía levanta el cordón y los deja pasar. Al entrar vieron a la mayoría de empleados del museo, los cuales tenían un aspecto para nada agradable ya que se suponía que hoy era el día libre de todos y con toda la borrachera de anoche la resaca debe estar al mil. — Buenos días. — Evangeline saludo a todos. — lamento llegar tarde. — Llega a tiempo señorita Goldberg. Un hombre de la misma altura que Darién se acerca a ella, pero toda la energía que emanaba era un tanto extraña para Evangeline. — Mi nombre es Demetrio Israel, soy investigador de la interpol. — tiende su mano — Mucho gusto señor Demetrio. — la toma. — ¿Qué han encontrado con respecto al robo? — Las personas que hicieron esto definitivamente son expertos, porque ni las cámaras de vigilancia y ni los mismos vigilantes se percataron de las entradas de los ladrones. — explico. — ¿entonces no hay pista alguna? — Por el momento no, pero el museo deberá estar cerrado por lo menos una semana. Todos los trabajadores del lugar comenzaron a murmurar en desacuerdo con lo que dijo el investigador de la interpol, ya que por cada día que pasen sin trabajar será descontado de su paga. La pena invadió el cuerpo de Evangeline porque gracias a ella muchos tendrían sus salarios por debajo de lo normal. — Ya todos pueden irse a sus casas, pueden reflexionar, estar con sus hijos, lo que deseen, pero señorita Goldberg, usted se queda conmigo. Todos comienzan a irse, pero fielmente Charlotte se queda dentro del museo junto con Darién. Evangeline y Demetrio entran al cuarto de vigilancia donde ahora permanece un vigilante viendo las pantallas fijamente. — Silver, colócale las grabaciones de anoche. — Demetrio golpea suavemente el hombro del vigilante, el cual sin ver a la cara de Evangeline coloco la grabación. Todo estaba normal, Darién esta en su respectivo lugar, uno de los vigilantes paso en repetidas ocasiones en frente del cuadro y todo se encontraba normal, pero entonces las cámaras comenzaron con la estática hasta tal punto que todo quedo en n***o y segundos después volvió la imagen tal cual como era, con la única diferencia de que Darién de Macedonia no se encontraba en su lugar. — Según los testimonios de los vigilantes no escucharon nada extraño e incluso el que se encontraba aquí dijo que no noto nada extraño, que la imagen esta normal, pero al ver las grabaciones, claramente pudimos ver que no. — explico Demetrio. — es pintura es muy importante en la historia de los griegos, los cuales en algún momento la reclamaron y si esta no aparece, el país entero se encontrará en problemas. — ¿Y si el propio gobierno griego lo hizo? — No creo que un gobierno se de por hacer una calaña de tal magnitud. Pero algo si le podemos decir es que encontraremos a los responsables. Evangeline traga grueso. — Ya se puede ir, estaremos llamándola para informarle como va el caso. — Muchas gracias detective Israel. Sale del cuarto de vigilancia y se dirige rápidamente a donde esta su amiga Darién. — Salgamos de aquí. — susurra. Se fueron detrás de la chica y afortunadamente el conductor de Charlotte los estaba esperando, se subieron al auto y simplemente se fueron del lugar. — ¿Qué te dijeron? — pregunto la rubia. — Es completamente extraño, porque en las grabaciones aparece estática y de repente todo se coloca n***o. — Entonces… — Aquello no es normal Char, debemos resolver este caso lo antes posible. — Saben, hubo algo que no les conte. — interviene Darién. — ¿Qué cosa? — pregunta Evangeline. — Yo sentí una vibra muy extraña, es como cuando los gatos se erizan ante el peligro. — ¿Sera que cabe la posibilidad que los olímpicos no desaparición? — propone Charlotte. — Es por completo un misterio. Lo que ninguno de los tres sabia era que en el mundo habían muchas cosas que se crían extintas o mitos y leyendas que contaban sus antepasados, en el fondo del mar claramente existe aquella serpiente gigante que acababa el mundo llamado Jörmungandr, o serpiente de midgard que se creyó que murió en el ragnarok, o cerbero el perro de hades, o la diosa Shiva de los hindúes. Creer que existe un solo dios es completamente egoísta, además que durante las colonizaciones el cristianismo fue impuesto adoctrinando a cada uno de los seres humanos. Claramente había algo divino que intervino al momento del robo de Darién de Macedonia, alguien que luego de la caída de los olímpicos se volvió fuerte, mucho más que Zeus, aunque el dios griego no lo sabia ya que seria desterrado del mundo, no era Yahveh. Los humanos aun no terminamos de conocer lo que es realmente el concepto del universo y todo lo que le acarrea, ¿quizás los viajes en el tiempo existan? O los extraterrestres tal vez, pero por la cabeza de Darién pasaban miles de recuerdos de su época, el ver a Hera, Poseidón y hasta incluso la diosa de la hoguera Hestia, la cual los acompaño durante los tiempos oscuros de la guerra. Claramente ciertos engranajes ya oxidados de su cabeza comenzaron a funcionar y hasta incluso podía recordar su idioma natal. El ver a Evangeline por alguna razón lo hizo sentirse en casa, tenia esa hermosura que alguna vez caracterizo a Delia… aquella mujer fue su profundo amor, crecieron juntos y pronto se separaron por deberes militares, pero nunca la olvido, cuando llego a Macedonia luego de la guerra corrió a sus brazos y la beso como nunca, luego salieron a tomar un poco de vino gracias a Dionisio que los bendijo con todo aquel licor, para luego ser visto por Hera y ser encerrado por muchos siglos. Aunque toda su expresión decía tranquilidad, por dentro se estaba muriendo de cólera, quería respuesta de porque fue encarcelado, pero no sabia si el conjuro de Hera seguía sirviendo en la actualidad con todos los cambios que surgieron según algunos trozos de historia contadas por Evangeline. El vehículo donde se movían se detuvo, solo que esta vez no fue en casa de Evangeline, era un mega centro repleto de muchas personas vestidas con miles de estilos, Darién vio lo que llevaba puesto y le pareció razonable, no se había detenido a observar lo que llevaba puesto porque confiaba en los gustos de su amada Evangeline. En esta ocasión solo el y ella se bajaron del auto dejando a la rubia de ojos color verde dentro para pronto verla partir lejos. — ¿Qué es esto? — Pregunto Darién. — Esto es un centro comercial, donde hay muchos locales donde puedes comprar ropa, accesorios, teléfonos celulares, comida, etc. — ¿Cómo un bazar? — Exactamente así. — responde con paciencia Evangeline. — Veo que después de toda han evolucionado. — Claro, aunque se toman costumbres del pasado, los bazares siguen existiendo solo que de una forma distinta. — ¿a dónde iremos ahora? — Creo que alguien nos puede ayudar con este dilema, — ¿acaso conoces a alguno de los olímpico? — No sé si sea olímpico, pero lo que te puedo decir es que sabe demasiado. Se detiene. Darién levanta su mirada hasta el segundo piso y veía extrañado lo que subía a las personas. — ¿Qué es esto? — toca la banda que mueve las escaleras electicas. — Son escaleras que te llevan hasta el segundo piso sin necesidad de mover ni un dedo. — Luce peligroso. — Pero no la son, ven. — toma Darién de la mano y lo guía hasta las escaleras, esperaron el siguiente escalón y ambos brincaron. — ves. — Sorprendente. — susurro. Al llegar al segundo piso Evangeline lo ayudo abajarse y a dirigirse donde se encontraba su fiel amigo, el cual en el pasado había sido su profesor de historia, ahora ayuda a su mujer con una tienda de ropa. El distintivo de la campanita llamo la atención de los dueños, pero sobre todo a la de Sebastián. — Darién. — dijo acercándose al hombre del cuadro. — Bastián. .
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