—¿Te sientes bien?—insistió él acercándose un poco más, aún sin violar el espacio personal de la muchacha. —¿Alguien te agredió? ¿te estuvieron molestando? —insistió y Serem terminó por limpiarse las lágrimas y lo miró como si de un príncipe encantado de tratara. Allí a unos pasos con las manos en los bolsillos aquel muchacho con un rostro de rasgos casi angelicales y ojos claros era lo más hermoso que había visto en un hombre. Él también inspeccionó disimuladamente el semblante de la joven del hermoso vestido rojo y sensual que se erguía frente a su cuerpo , hasta confirmar que ella era casi una niña. Su mente no pudo evitar sentir como que, su alma la reconocía. En ese momento Yagiz no supo si se debía a una reencarnación, a un Deja Vu o a un poder divino, pero sintió como si ella