Dos toques de nudillos golpeando la puerta blanca la despiertan, frota sus ojos y acostumbra sus pupilas a la luz del sol con un poco de dificultad. Aprieta sus labios y acomoda su cabello mientras qué se reincorpora de la cama, cuándo vuelve a escuchar de nuevo los dos toques en la puerta. Se siente perdida pero con el cuerpo totalmente descansado, casi el dolor del brazo se fue y no siente incomodidad para moverlo, si bien está haciendo leves movimientos como el doctor le recomendó al despertar los mismos no le generan ni el más mínimo dolor, por lo que se siente con buenos ánimos, además de qué se encuentra agradecida de qué ayer no le tuvieran qué inyectar nada para quitar la sustancia qué le provocó la alergia en su cuerpo y lo haya podido solucionar de otra manera. La rubia se r