CAPÍTULO 16

916 Words
—Estoy de vuelta— dijo Noah entrando a la casa. Yo fui a recibirlo y le di un beso en los labios, él rodeó mi cintura y correspondió mi beso —Te extrañe— susurré. —Yo igual— hablo y sonrió —Pero ahora estoy de vuelta. —Hay algo que quiero decirte— susurré indeciso. —¿Qué cosa es?— preguntó. —Tendremos un bebé— susurré con la cabeza agachada. Era así, por mucho que lo pensé el embarazo solo frustraría los planes iniciales que Noah y yo teníamos. Aparte de que la llegada de un bebé no se tomaba a la ligera y yo no me sentía preparado para tener uno ¿Qué pasaba si no podía cuidarlo bien? ¿Que si yo no le agradaba? Yo no quería que mi hijo creciera en un lugar como este. Noah levantó mi cabeza para que lograra mirarlo a los ojos —Descuida— sonrió —Esa es la mejor noticia que pude haber recibido. No tienes que ponerte así. —Yo no quiero que mi hijo nazca en un lugar como este— mis ojos comenzaron a inundarse —No quiero que viva como yo. Noah me envolvió con sus brazos —El no vivirá de esta forma, yo no lo permitiré— dijo y seguido beso mi frente. (...) Así como llegaban, los días se esfumaban y, finalmente, el día esperado por todos llegó. Era hora de ir a donde tenían a mi madre para que la trajeran de regreso. —Es hora de irme— dijo Noah despidiéndose de mi —Volveré pronto, cuida de nuestro pequeño, come bien y no duermas tarde— sonrío. Yo me abalancé hacia él y le di un enorme abrazo —Voy a extrañarte— dije con voz quebrada —Por favor vuelve pronto. —Lo haré, ten confianza en ello— sonrió. —Promete que hablaras conmigo a través de la conexión. —Prometido— susurró. Antes de girarse deposito un beso en mi frente. Después lo vi marchar. Todos los que irían estaban concentrados en el centro de la manada. Entre ellos pude ver a Elyan, el que lideraba, mi hermana Adel, a Noah, a Jan, uno de los demonios que salve y la mayoría de alfas guerreros, tanto de la manada de Elyan como la de Noah. Mientras que los omegas, betas y algunos alfas se quedaron, así como también se quedó mi hermano Drago, Derek y la mujer demonio. Se que estar aquí solo no iba a ser algo bueno. No tendría con quien pasar el rato, no tendría con quien hablar, todo sería aburrido. Todos, o al menos la gran mayoría de los que se irían, se despidieron de los que dejarían aquí. Cuando fue el momento de partir, todos tomaron rumbo hacia el norte. No llevaba ni cinco minutos separado de Noah y ya lo extrañaba. ¿En serio era cierto eso que decía mi madre? ¿En verdad una vez unido a tu alfa te será más difícil separarte de él? Bueno, creo que si lo es. Esperaba impaciente cada segundo para que anocheciera, así, a la hora de ir a dormir, mi lobo y su lobo nos condujeran al mismo sitio y ahí poder estar reunidos de nuevo. Cuando por fin anocheció fui corriendo a la cama, me recosté y me cubrí muy bien con la manta, después cerré lo ojos y espere que las manos de la diosa luna me envolvieran en el sueño profundo. La experiencia de sueño era diferente, esta vez esto se sentía real, como si yo mismo me encontrara en el lugar al que mi lobo me había guiado. Me encontré con Noah al centro del bosque, esta vez debía dar gracias a la diosa luna por habernos regalado esta bendición. Este momento se sentía real y parecía como si Noah no estuviera lejos, sino más bien estuviera justo aquí, al lado mío. (...) A la mañana siguiente, el hermano de Jan vino temprano a hacerme una revisión. Era así desde que supo que esperaba al bebé, todos los días venía sin falta para corroborar que el estado del bebé estuviera bien y asegurarse de que yo llevara a cabo las indicaciones que me había dado. Tocó el timbre y por ende yo fui a abrir la puerta. —Buenos días, Robin— saludo mientras entraba, seguido de él, la demonio que se había quedado aquí. —¡Hola!— cerré la puerta y caminé detrás de ellos. Derek se sentó en el sofá y luego al lado suyo me senté yo, para que comenzará con su chequeo rutinario. —¿Ya pensaste en el nombre?— preguntó la chica mientras Derek revisaba el estado de mi bebé. —Aún no— dije —pero Noah pensó en llamarlo Yerai— la mire —aunque le dije que ese nombre no le vendría bien, ya que aún no sabemos el sexo del bebé. —Bueno, aún tienen bastante tiempo para decidir el nombre. —Así es— susurré y luego una sonrisa se formó en mis labios mientras veía el pequeño bulto que se estaba formando en mi vientre. Me fue difícil tomar la decisión sobre quedarme o no con mi bebé. Al principio creía que no sería buen padre y que aún no era el momento adecuado para tener un hijo, pero por suerte tenía a Noah conmigo y siempre apoyo mis decisiones. Finalmente decidí en tenerlo y criarlo.
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