Me limpié las lágrimas con los dedos negada a ser una debilucha llorona, si iba a morir lo haría siendo valiente, no permitiría que el asesino disfrutara de mi miedo, porque era una jodida egoísta. Contuve la respiración con el crujir de las hojas detrás de mí. La fría brisa se estrelló contra mi piel provocando escalofríos. Pasos y más pasos, quien quiera que fuera ya estaba detrás de mí. —Me gusta tu miedo. —Era Nox. Y me permití respirar otra vez. —Nada que ya no sepa. Sorbí por la nariz, estaba cansada. —Eres una maldita fracasada. —Me habló duro. No sé cómo, pero me dio la vuelta tomándome por los hombros y dejándome de espalda e inclinada hacia el vacío detrás de mí, no me soltó, de hacerlo mi muerte iba a ser espantosa. Estaba de rodillas frente a mí— Tienes el poder de deten