La voz de Chris —el Chris humano con sentimientos de hombre normal— no el profesor, resonó con fuerza, preguntándome que sucedía conmigo. Intenté salir de su casa pero él lo impidió sujetando mis hombros. —¿Qué haces? No puedes salir así, mírate. Das vergüenza, pareces una loca. Me giré y le miré ofendida. Mis ojos se habían humedecido un poco, no entendía como era que me había convertido en una chica susceptible y voluble, entonces le dije algo que hubiese preferido guardarme para ignorar las ganas de investigar que crecían en mí. —El diario, encontré un diario y debo regresar por él. —Regresar a Trensville. —Repitió y terminó por soltar mi brazo. —Es una locura pero... —Está bien. No esperé jamás esa respuesta, pero fue la que obtuve. —Además, a su esposa no le va a gustar encon