30 | Cada día una pijamada

2861 Words

Siguiéndole la corriente a Agnes, Hunter se comunicó con RRHH para decirles que estaban enfermos y creían que era contagioso, que se tomarían una semana libre. Hunter lo llevó más lejos. No fue un día, fue una semana completa. La Agnes de un par de meses atrás habría enloquecido con el hecho de una semana sin paga, pero después de enterarse que su esposo era acaudalado, no le importaba demasiado. Le gustaba su trabajo, pero Amanda era estresante, y si podía tomarse unas vacaciones un par de veces al año, no se molestaría en pedir permiso ni decirle a nadie. —Compré algo para ti, pero debes cerrar los ojos —dijo Hunter asomándose por la puerta—. Cúbrete los ojos. Agnes estaba acostada entre las sábanas y las almohadas, con una bolsa de doritos a medio comer junto al control del televisor

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