Día de playa.

1315 Words
Ya eran las ocho de la mañana, yo estaba buscando qué ponerme, para mi cita de un día entero, con mi dios chino, así que me decidí por un overol en falda de tela jeans, y un t-shirt n***o, con unas zapatillas de tacón alto. —¡Meilin, ya llegó Kai!—me avisa mi tía en inglés.—¡dile que ya voy!— le vocifero mientras me hago un moño semi recogido, y me pongo mi pulcera y mis aretes de larimar. — Bajará en un momento—le habla en mandarín a Kai. —Muchas gracias tia Tao—le responde Kai. — ¿A dónde irán de paseo? — Iremos a la playa tía Tao —responde Kai. —Bien no olviden llevar protección solar—le dice mi tía. — Ya estoy lista, ¿Nos vamos?—le digo cuando me acerque y le di un beso en la mejilla. Tomamos carretera rumbo a la casa de Kai, el día está maravilloso, un día soleado y el chico que me gusta al lado, ¿Quien quiere pedir más?. —¿Tienes traje de baño?—me pregunta a medio camino. —Si lo traigo puesto debajo de la ropa—respondo. Kai me dijo antes de llegar, que había mandado a preparar un almuerzo en la playa para nosotros, así que no entramos a su casa, sino que fuimos directo a la playa en el Boogie, durante el almuerzo él descorchó una botella de vino, todo estaba muy delicioso. Reposamos por media hora, y decidimos meternos al agua, cuando empecé a quitarme la ropa, solo veo que Kai se queda muy concentrado mirando mi traje de baño azul aqua de una pieza. —Te queda muy lindo, eres preciosa—me elogia de inmediato Pero cuando yo ví que se quitó lo que traía por encima dejando solo, un pantalón corto color verde neon, dejando al aire medio cuerpo, casi me da algo, se veía tan sexy. Kai tenía los músculos muy definidos, unos perfectos abdominales, y ni se diga de sus brazos definidos, cuando lo ví de espalda fue el verdadero deleite de mis ojos, daban ganas de comérmelo en ese instante. Yo no soy buena nadadora así que me mantengo al nivel del agua, donde puedo bajar los pies y que medio cuerpo quede fuera del agua, si alguna ola se atreve a darme en la mamasita, no estaré en problemas, pero sin embargo Kai parece un pescaíto dentro del agua, llegó a irse varios metros mar adentro, yo me limitó a verlo y elogiarlo por su destreza. Kai intento convencerme de que si no voy a lo profundo, no aprenderé nunca a nadar. —Ven yo te enseño pero debemos ir un poco más adentro—me señala mientras intenta encaminarme a lo más profundo. —¡No gracias!, ¿Acaso no sabes que el que se ahoga, es el que sabe nadar? así que a mi déjame en la orilla, jajaja...—le dije mientras me zafaba de sus manos y regresaba a lo más bajito. El se echa a reír pero decide dejarme tranquila y se dispuso a nadar de ida y vuelta nuevamente. Yo estaba de lo más tranquila, acostada boca arriba en una gran toalla, tomando un poco de sol luego de poner bloqueador solar, y me doy cuenta que en las horas que tenemos, no ví ni un alma, solo estábamos Kai y yo en esa playa de unos dos Km. De repente Kai se tumba a mi lado, respirando agitado por el cardio que acababa de dar en el mar. —A la gente de los alrededores ¿No les gusta la playa? no e visto ni una sola persona en horas. —Eso es porque es una playa privada, mi padre me regaló la mansión junto al terreno que abarca la playa, en mi cumpleaños numero 23. —Wao debe ser genial tener un padre rico. —No te creas, es bueno que no le falte nada económico a los hijos, pero no tengo recuerdos de mis padres en mi niñez, solo de mis tres hermanos. —Debe haber sido difícil entonces. —En ese entonces me parecía algo normal, yo pensé que todos los padres eran así, hasta que llegue a la pubertad, siento que su ausencia la llenaban con regalos, o cosas materiales. —Cuando escuché eso de Kai, me dolió como si yo lo hubiese vivido, yo tanto que me quejaba de las cosas que me faltaban, pero mis padres siempre estuvieron a mi lado, cuando me caía de la bicicleta, cuando bailaba y me caía, me curaban las heridas, cuando se rompió mi guitarra favorita, me llevaban a comprar una a la tienda de música, siempre me consolaron, y animaron, me ayudaban con mis tareas, me llevaban al parque, y hasta me dejaban dormir en su cama aun estando agrandecita. —Bueno vas a tener mucho cariño, de mi parte—le digo mientras le besó en la mejilla. —¿Es eso así?¿me darás cariño aunque estemos viejitos?— me besa en los labios —Si...te daré todo el cariño y el amor del mundo aunque estés con un bastón. jejeje. Sus labios, con sabor a agua salada, hicieron que me engranojara de pies a cabeza. El profundiza más el beso llevando su lengua a lo más profundo de mi boca, haciendo que gimiera. Cuando vine a ver, tenía a Kai encima mío, podía sentir su cuerpo aún húmedo por el agua de mar, él se acomoda quedando entre mis piernas, en pocos minutos mi piel ardía de deseos, pero no puedo olvidar dónde estoy, aunque sea una playa privada, cualquier embarcación podía pasar por el frente de aquella pequeña playa. —Ummm... ahhh... Kai espera, aquí no podemos—le susurro con la poca cordura que aún me queda, mientras me echa a un lado la tanga del bikini para tocar mi parte privada. —Solo quiero sentirte, me encanta sentir tus pliegues húmedos, me encanta el aroma que desprendes, me gusta cuando gimes, ese timbre de tu voz hace que mi pene se engrose y se hinche—me dice muy excitado. Cuando roza mi flor con la yema de sus dedos, mi interior vibró, deseando que me diera más que solo roces. Con la otra mano, él me sostenía el cuello y me atraía hasta su boca. —Mierd@...cómo quisiera desflorarte aquí y ahora, quisiera hundirme en ti por horas—me susurra sin filtro. —Dios...si sigues rozándome así vas a hacerme venir—le dije cuando sentía otro corrientazo por el toque de sus besos. —Estas tan húmeda aquí abajo...que me dan ganas de comerte aquí mismo.—me dice mientras saca su mano de mi tanga, y se lleva los dedos a la boca para lamerlos. —¡Oye, no hagas eso! —le dije sorprendida al ver lamer sus dedos húmedos por mi lubricación natural. —¿Porque no? eso es mío, tu eres mía, ¿me vas a prohibir que te saboree como yo quiera?. —No es que te lo prohiba... es solo que pareces pervertido jajaja. —Entonces seré tu pervertido jejeje—me dice mientras me besa en el cuello. —Hay algo clavándome ahí abajo—le digo con picardía. —Si... es tu "lindo" que ha despertado, está muy ansioso por estar dentro de ti. — Si...eso veo —lo beso. —¿Te traigo una copa de vino?—me pregunta en forma de querer calmarse, para no devorarme ahí mismo cosas que agradecí. —Si, por favor. En ese momento Kai levanta la vista y a lo lejos ve otro Boogie que se está acercando hasta donde estamos. — Cúbrete—me dice poniéndose de pie y acomodando su erección en forma que no se note.
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