CAPÍTULO II-4

1456 Words

Entonces, cuando se había alejado ya bastante del Castillo, se encontró en un pequeño jardín, lleno de flores, rodeado por un seto y con el fondo de un muro de piedra cubierto con clemátides. Las flores atraían la atención de las mariposas y las abejas. Formaban un conjunto tan encantador, que cuando Teresa se sentó en una banca de mármol, sintió como si hubiera sido transportada a un mundo que sólo su padre habría comprendido. Miró hacia las flores que la rodeaban y comprendió que esto era lo que tenía que pintar. Había varios lirios en flor y, junto a ellos, rosas tan abiertas y tan hermosas que le hicieron pensar en su madrastra. Al lado, crecían unas flores delicadas, en forma de campanitas, a las cuales no hubiera podido darles un nombre. Pero tenían la ligereza de pequeñas hadas

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