Abrí la puerta para enfrentarlo, pero su mirada estaba fija en mí. No hacía otra cosa que mirarme, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando lo vi sonreír de manera sensual, podía verlo relamerse los labios, sabía lo que estaba pensando sin necesidad de nada más.
Me aparté para que pasara a la habitación, cerró la puerta con mucho cuidado, procurando no hacer ruido cuando esta se cerrara, solo escuché el pequeño clic del seguro detrás de él.
Sus ojos recorrieron mi cuerpo, sin tocarme me estaba encendiendo, me sentía deseada, sensual. Su respiración estaba agitada, hacia que su pecho bailara de arriba abajo, sentía la necesidad de acércame y arrebatarle el beso que tanto me había provocado en estos segundos de tensión, pero no cedería, al menos no hasta que él iniciará.
La tensión
