Regreso. 1

3630 Words
El clima invernal de Nueva York era algo que no iba a extrañar, odiaba el frío tanto como odiaba los sabores amargos y por eso prefería no beber vino o ningún tipo de licor, tampoco le gustaba el café a no ser que estuviera mezclado con leche; hace una semana que había vuelto a Miami y se estaba quedando en el apartamento de Christian en lo que ella buscaba uno para poder vivir sola como estaba acostumbrada, no quería quedarse en casa de sus padres porque ahí estaba Jed y quería ahorrarse problemas con su hermana pues en los últimos años las fricciones habían crecido entre ellas teniendo como tema principal la amistad que Jed tenia con las hermanas Friedman, sus cuñadas, eso sin mencionar las críticas constantes que la mayor tenía sobre ella porque nada de lo que hacía era correcto; tomo el vaso con jugo de mora y llevo la pajilla a sus labios para beber el liquido mientras sus ojos se quedaban fijos sobre el salero que adornaba la mesa. - Cristel...- la voz de su madre la saco de sus pensamientos- Hola mi amor.- se puso en pie y abrazo a Sabina. - Hola mamá ¿Como estas?- pregunto sonriendo y se sentó. - Bien cariño, ya sabes como son las cosas en casa lidiando con tu padre y sus aventuras hoteleras.- la mujer rió divertida. - Elliot me contó que piensa expandir el hotel y agregarle un pequeña plaza comercial.- comento Cristel. - Si es verdad, ya tiene un inversionista y ambos van a ser socios de la plaza comercial, esos hombres están armando grandes planes para el hotel.- Sabina tomo el menú para ver los vinos. - Que bueno que quiera expandir, me pareció extraño que no nos dijera a nosotros para invertir.- Cristel levanto la mano para llamar a la mesera. - ¿En que les puedo ayudar?- pregunto la chica. - Yo quiero otro jugo de mora y para mi madre un Merlot...- la vio asentir con una sonrisa- Tráenos cambien unos roll de cangrejo para dos.- la mesera asintió y se retiro. - Patrick no quería que hubieran conflictos entre ustedes, en estos últimos años parece que ustedes tres no llevarán la misma sangre que Jed.- dijo Sabina. - Todo fuera perfecto si Jed no intentara todo el tiempo vernos de menos, ademas las hermanas Friedman son intolerables.- Cristel acabo con el poco jugo que le quedaba. - Hija, Milena y Christian llevan años de relación, tarde o temprano pueden llegar a contraer matrimonio y Milena se convertiría en parte de tu familia.- Sabina sabia todos los líos que habían. - Años de una relación de idas y venidas, mas idas... y si te soy honesta no creo que su relación llegue a fin de año.- rodo los ojos. - Eso es algo de lo que no puedes estar segura, a mi me encantaría que alguno de ustedes me diera nietos o bueno que los cuatro me dieran nietos, seria divino jugar con ellos.- sonrió con algo de ilusión. - Dios ¿Te imaginas que cada uno de nosotros tuviera dos hijos? ocho nietos corriendo por la casa como animalitos desbocados.- Cristel negó con la cabeza y vio a la mesera llegar con lo que pidieron. - Para mi seria hermoso tener a mis nietos corriendo por toda la casa...- tomo la copa- ¿Vas a volver a Nueva York?- pregunto. Sabina no había tenido el tiempo suficiente para conversar con su hija ya que Cristel estaba demasiado ocupada con la orquesta y casi no les llamaba, tampoco mencionó nada sobre su mudanza y renuncia, los días después de volver se la paso confinada en el apartamento de su hermano sin responder llamadas o mensajes, sin embargo ahora iba a tener mas tiempo para retomar la cercanía con sus padres pues quería darle un rumbo diferente a su vida, aunque no sabía muy bien como hacerlo. - No, ya no voy a volver, me quedare en Miami para tomar mi puesto en la empresa como jefa del departamento de publicidad.- explico Cristel. - ¿Que va a pasar con tu carrera musical?- Sabina se sorprendió. - Nunca lo vi como una verdadera carrera, fue un pasatiempo con un gran salario nada mas.- se encogió de hombros con desinterés. - Me hubiese encantado que siguieras tocando y que hicieras una carrera como violinista, tocas de una forma sublime y estoy segura que serias muy famosa.- Sabina le tomo la mano y se la apretó con suavidad. - Prefiero tener un trabajo fijo con una elegante oficina en una de las empresas de publicidad mas famosa de Miami.- sonrió orgullosa. - Cristel, siempre fuiste tan independiente y me llenas de orgullo al igual que los demás, me siento orgullosa viéndolos triunfar de esa manera.- Sabina se puso un poco sentimental. - Me vas a hacer llorar.- Cristel sonrió burlona. - Por momentos eres cínica.- dijo Sabina haciéndola reír. - Si no fuera así las personas pasarían sobre mi sin piedad ninguna, la abuela me enseño a defenderme y a sacarle la vuelta a los hombres.- rio con burla. - Irina es una mujer maliciosa y creo que me voy a arrepentir la vida entera de haberte dejado ir con ella, pero la verdad hay algunas cosas que las hizo bien y aunque nunca lo vaya a admitir frente a ella debo decirlo.- comento bajando los hombros. - Es una excelente abuela para mi, mejor que tu madre y lo siento.- se encogió de hombros esperando que no la regañara por eso. - Lucia tiene un carácter fuerte, pero fue buena madre.- Sabina sabia como era su madre. - Es un poco difícil de creer con las palizas que nos dio solo por jugar en el jardín y por sus constantes críticas termine en el hospital.- puso los ojos en blanco al recordar esos eventos. Cristel aun no le había contado a nadie de su familia el compromiso con Dylan hace unos ocho meses atrás ya que seguía dudando si seria buena idea casarse con el hombre, no quería ilusionar a su madre pero también necesitaba un consejo femenino mayor que ella y entonces la vio a los ojos por unos segundos mientras pensaba en como formular su pregunta. - ¿Pasa algo hija?- pregunto Sabina al verla tan dudosa. - Necesito que me des un consejo de madre a hija.- comento dando un suspiro profundo. - Dime que necesitas, sabes que te puedo aconsejar como madre y como amiga.- dijo Sabina expectante a las palabras de su hija. - ¿Como supiste que papá era el indicado para casarte?- pregunto Cristel preparando a su madre con la bomba que había estado guardando. - La verdad cuando me case con él no estaba muy segura, nos casamos cuando yo tenia dieciocho porque salí embarazada de Jed y estaba aterrada de que las cosas no funcionaran, que Patrick fuera un mal hombre porque el tenia veinticinco y casi no lo conocía...- suspiro bebiendo un trago de vino antes de continuar- Pero ha sido un hombre maravilloso que me lleno de amor, cariño y lujos; los crió a ustedes y por parte de mis dos hijas me gustaría que encontraran a un buen hombre como su padre que les dio amor, cariño y respeto; les inculco muchos valores y también les enseño lo que valen cómo personas, como mujeres.- dijo Sabina. - Treinta años de matrimonio se dicen fácil, pero imagino que tuvieron altas y bajas que nosotros no nos enteramos.- comento Cristel pensando. - Claro amor, como cualquier pareja tuvimos peleas pero nada que nos fuera a romper el matrimonio porque teníamos mas cosas felices que nos ataban... ustedes por ejemplo...- vio como Cristel tenia una expresión pensativa- ¿Hay algo que quieras contarme?- pregunto imaginando por donde iban las cosas. - El quince de abril en una cena Dylan me propuso matrimonio, lo hizo frente a todos los comensales de esa noche y me sentí presionada a aceptar, pero no estoy segura de que quiero hacerlo.- se reclinó mucho mas en la silla. - ¿De verdad te propuso matrimonio?- Sabina se quedo sorprendida y vio a su hija asentir- ¡No se que decirte, me alegra saberlo y me emociona pero con lo que dices me preocupa!- le tomo ambas manos. - Tenemos seis años juntos, pero seis años donde no tenemos una relación muy solida y no me termina de convencer la idea de llegar a compartir mi vida con él.- apretó las manos de su madre. - ¿Por que no? me gustaría saber porque no te sientes cómoda para casarte con Dylan, es un buen hombre y viene de una buena familia... dejando de lado a sus hermanas.- dijo al ver la expresión de su hija con respecto a la familia. - Hay algunas actitudes que tiene Dylan que no me están gustando, ademas Olenka colma mi paciencia con mucha facilidad y serian peleas constantes con ella, con sus hijas ya ni se diga.- explico Cristel cabizbaja. - Nadie puede obligar a casarte, si no quieres estar con él debes hacer lo correcto y dar por terminada esa relación, no es bueno que lo ilusiones.- las palabras de su madre tenían mucho peso sobre ella. - Gracias por el consejo.- sonrió de lado pensando. Terminaron de comer lo que pidieron y siguieron conversando sobre la vida que tuvo Cristel en Nueva York los últimos meses, ademas conversaron de todos los proyectos que Cristel tenia en mente, al final ambas se tuvieron que despedir ya que Cristel debía ir a la empresa, Christian le dio un mes de descanso antes de tomar su puesto, pero le pidió que fuera a su oficina cuando terminara de hablar con su madre y le pareció extraño ya que era un llamado exprés. Saliendo del restaurante subió a su auto y fue al edifico para encontrarse con su hermano, el guardia de seguridad reconoció el auto y la dejo entrar sin siquiera acercarse a verla, estaciono en su lugar reservado y salio para dirigirse a paso firme hacia el elevador; sus ojos se posaron sobre los botones que se iban encendiendo según el piso que pasaba y cuando esté se abrió en el piso doce ella sonrió, su idea principal era darle una visita a Christian, sin embargo decidió pasar a darle una caja con galletas a Elliot, sin tocar la puerta entro a la oficina del hombre sacándole un brinco en la silla ya que lo tomo desprevenido. - No se supone que tendrías que estar en un día de chicas con mamá, pitufa.- dijo Elliot viendo sobre los papeles que tenía en mano. - No se como Christian te dio el cargo de director de comunicaciones siendo una perra rabiosa.- se dejó caer en la silla frente al escritorio de madera. - Tengo mucho trabajo ¿Qué buscas?- dio un suspiro irritado. Cristel lo observo por unos segundos, sabía lo irritante que se podía volver Elliot cuando estaba bajo mucha presión así que optó por no molestarlo más tiempo del necesario y de paso iba a aprovechar para hacerlo sentir mal por la forma en que la recibió. - Solo te traje unas galletas; avena, pasas y chocolate como te gustan...- se puso de pie y colocó la bolsa de papel sobre el escritorio- Vine por Christian y no por ti cagna, pero pensé que sería un buen acto traerte algo.- se dio la vuelta para salir. - ¡Gracias por dejarme el sentimiento de culpa desgraciada... y por las galletas!- Elliot pasó la mano por su rostro prefiriendo no preguntar por la palabra en italiano. Cristel ignoro aquel comentario y solo cerró la puerta después de salir, mientras caminaba rumbo al elevador no se pudo contener de devolver sonrisas coquetas que algunos empleados le dedicaron. Al llegar al piso de arriba salio del elevador y vio a la secretaria que estaba muy concentrada en su trabajo, saludo a la mujer y no le dio tiempo a impedirle el paso a la oficina de Christian ya que estaba ocupado; sin tocar abrió una de las puertas y vio como de las piernas de su hermano saltaba una chica de cabello castaño, sabia quien era la chica y sabia que tipo de relación tenia con su hermano. - Hola Christian...- se sentó en la silla frente al escritorio y cruzo una pierna sobre la otra- ¿Como estas Sasha?- vio a la chica avergonzada. - Bien.- la castaña mantuvo la cabeza gacha incapaz de verla a los ojos. - No comprendo porque te sigues avergonzando cada vez que los pillo así, se que tipo de relación tienes con mi hermano y la verdad no me importa, pero soy su tapadera.- retuvo la risa mientras los veía. - Son... son cosas que no se deben hacer en el trabajo por ética.- susurro Sasha viendo a la rubia. - Yo no soy el jefe y tampoco e puesto las reglas, soy la hermana del jefe y no e visto nada.- desvió la vista burlona. Sasha Martínez tenia veintidós años y era la secretaria de Elliot, estaba trabajando con ellos desde que la empresa comenzó, hace dos años que Cristel se entero de la peculiar relación que ella tenia con Christian y los había apoyado en todo momento ya que la chica le caía muy bien, tuvo la oportunidad de compartir tiempo con ella y sabia que Sasha era mucho mejor persona que Milena, en mas de una ocasión los había cubierto ante la novia de su hermano, alcahueta o descarada, no le importaba el nombre que pudieran darle siempre y cuando pudiera ver a su hermano feliz. - Cariño...- Christian le tomo por la cintura- Nos vemos en la salida y te llevo a cenar como te lo prometí.- le dio un beso casto en los labios. - Nos vemos...- Sasha estaba locamente enamorada de él- Nos vemos Cristel.- se despidió de ella con una sonrisa aun apenada. - Nos vemos cuñada.- ella le guiño un ojo. La chica salio de la oficina y entonces Cristel puso sus ojos sobre los de su hermano que no dejaba de sonreír dejándole en claro que le estaba ocultando algo, no aparto sus ojos y se quedo en silencio esperando que él dijera algo. - ¿Que tal esta mamá?- pregunto Christian reclinándose en su asiento. - Bien, pero no me has llamado para saber como estaba mamá... ¿Para que soy buena?- cambio de pierna y se acomodo mejor en la silla. - ¿A parte de joder momentos?- Christian alzo una ceja viéndola. - Oye animal, si quieres follarte a Sasha hazlo en tu apartamento, mi presencia ahí no te incomodaría, no puedes hacerlo aquí, así como yo entre cualquier otra persona puede hacerlo y entonces la reputación de la empresa se jode por tus calenturas, sin mencionar la reputación de Sasha.- Cristel lo regaño, mas que todo por el tema de la empresa no por lo que hiciera con su vida privada. - No lo volveré a hacer.- bajo la vista entrando en razón de lo que había echo. - No te digo que no lo hagas, pon pestillo a la puerta o ve al baño donde ella se pueda quedar escondida si alguien viene, protégela igualmente no seas idiota.- dijo negando con la cabeza. - ¿Explícame por que no eres tu la jefa siendo que tienes mas cabeza que nosotros?- pregunto viendo a su hermana. - Porque no me gusta, porque tu tienes mas presencia que yo y los hombres no suelen tener confianza en una mujer.- dijo Cristel viéndolo a los ojos con una expresión seria. Antes de seguir conversando el teléfono de la oficina comenzó a sonar y Christian tuvo que atender la llamada que al parecer estaba esperándola, Cristel saco su celular para ver si tenia algún mensaje de Sabina y entonces le presto mas atención a la conversación que tenia su hermano. - No, no me importa...- Christian puso los ojos en su hermana- El precio no es un problema, es un regalo de cumpleaños para mi hermana y quiero que lo compres.- dijo de forma contundente. - Hay hermanos normales que les regalan camisetas a sus hermanas para el cumpleaños.- comentó Cristel cuando su hermano termino de hablar. - Pero ya sabes que no soy muy normal y le regaló a mi hermana un apartamento en el edificio Kirai de Miami.- se reclinó sobre la silla y sonrió divertido. - Ya sabía que no eras normal, desde que naciste y se que el muerto después de tres días apesta, pero no hacia falta que me regales un apartamento.- Layla sonrió desviando su vista. - No lo hago porque te quiera sacar de mi apartamento, me encanta tu compañía y no quisiera que te fueras, pero se que quieres tu propio espacio, eres demasiado independiente como para quedarte conmigo por un mes entero.- Christian estiró su brazo buscando algo en una de las gavetas. - En ese punto tienes razón, ya estaba comenzando a buscar un lugar para mudarme... ademas ustedes sin mi estarían metidos en muchos problemas, tu y Elliot no saben cuidarse solitos, me necesitan.- sonrió y suspiro viendo con curiosidad la cajita de terciopelo que había sido puesta frente a ella. - Ábrelo...- pidió Christian volviendo a su postura relajada- Estoy consiente de que eres la mejor hermana del mundo.- sonrió con cierta diversión. Cristel dudo por unos momentos en tomar la caja, sin embargo lo hizo y la abrió sorprendiéndose mucho por lo que iba a dentro, le pareció extraño el ver una esclava de oro y plata trenzada que iba adentro de aquel estuche, no había un motivo como tal para ese obsequio que seguramente no había sido nada barato. - Me sentiría halagada por este detalle... Si no sospechara que es en p**o a algo que quieres que haga o esperas que te cubra alguna tranza.- alzó la vista esperando que su hermano soltara la sopa. - No es nada malo, no quiero que cubras algo que haya echo... solo quiero que investigues un poco sobre alguien.- se encogió de hombros. - ¿Qué pasa si yo no quiero aceptar esa petición?- Cristel sacó la esclava y se la puso en la muñeca izquierda. - No creo que puedas resistir algo como esto, tu actitud irreverente y rebelde es una motivación, seria un buen pasatiempo para este mes de vacaciones que te vas a tomar... además que tu fetiche principal es meterte en problemas con la familia Friedman.- se encogió de hombros. Cristel soltó una carcajada ante aquellas palabras, el hecho de que su hermano la conociera tan bien era un apremiante para que fuese tan intuitivo a la hora de hacer negocios y uno de los principales motivos por los tenia el mando de la empresa, en raras ocasiones sus padres podía llegar a descifrar las ideas de Cristel o sus deseos, sin embargo ella era un libro abierto para Christian y Elliot que en ocasiones parecía que podían leer su mente. - Dejando de lado los fetiches extraños... ¿A quien quieres que investigue?- guardo la caja en su cartera y vio a Christian levantarse para sentarse a su lado. - Necesito que me ayudes con algo, mas bien...- suspiro y se acomodó mejor para verla de frente- Quiero pruebas de que Milena me engaña con un hombre, mujer o lo que sea.- ese comentario hizo que Cristel abriera sus ojos de forma exagerada. - Como si tú no la engañaras con Sasha.- entrecerró sus ojos. - Necesito pruebas que consten ese echo, si la terminó sin un motivo justo me echaré bronca con papá y Armin... Pero si demuestro que me está siendo infiel podré librarme de una boda y de paso de ella.- pasó la mano por su cabello. Si no estuviera tan desesperado por acabar con esa relación no le hubiese pedido ayuda a Cristel, sin embargo tenía muchos motivos de peso y el contratar a un investigador privado bajo el ojo juzgador de su padre no era una opción. - ¿Que boda?- Cristel rasco su sien derecha pensando. - Armin vino a verme con un contrato prenupcial donde una de las clausulas dice que si alguno de los dos engaña al otro, el afectado se quedará con todo y no estoy dispuesto a perder nuestra empresa y tampoco a Sasha...- dijo Christian desplomándose sobre la silla- Me esta presionando para que me case con su hija porque según él el tiempo se nos esta acabando y ya llevamos mucho tiempo juntos.- puso los ojos en blanco. - Déjamelo a mi, no me mate trabajando para forjar esta empresa con ustedes dos para que una perra venga y la adquiera así porque si.- vio a su hermano completamente decidida. - Te debo una y sabía que ibas a aceptar solo por la idea de deshacerte de Milena.- le tomo las manos. - Me debes muchas Christian...- rodo los ojos- ¿Qué pasa si no encuentro nada?- considero todas las opciones. - Se que hay algo, pero si no logras descubrirlo invéntalo...- eran palabras drásticas- No me importa lo que tengas que hacer y si tienes que pedirle ayuda a Elliot, hazlo.- apretaron sus manos haciéndose un juramento. No sería la primera vez que Cristel fabricaba evidencias para lograr librar a alguno de sus hermanos de chicas como Milena, siendo adolescente hizo muchas traquimañas y se juro no volver a hacer cosas así porque como adulta comprendió que muchas estuvieron mal, pero el amor y lealtad que le tenia a sus hermanos siempre la llevaba a ayudarlos en todo lo que estuviera en sus manos, además estaba de por medio la empresa y lo último que deseaba era perderla.
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