De novia a amante del Jeque

5. Kerem, él jeque.

Sarah en su casa no deja de extrañar a su novio, cuando su mamá le entrega un sobre sin abrir ella lo mira confusa, pero lo abre al quedarse a solas. Traga saliva al ver las fotos de Kerem con una mujer muy bonita, no entiende muy bien lo que dice, pero a simple vista es evidente que habla sobre cierta cercanía entre ellos. A medida que avanza y mira las fotografías, se tapa la boca ahogando sus sollozos.

Desesperada toma su móvil con la esperanza de que sea algo del pasado, llama a Kerem deseando que él niegue esa evidencia o que le diga algo coherente con respecto a lo que está pasando, pero él no responde y eso la confunde todavía más. Decide dejarle un mensaje de voz:

“Kerem, apenas escuches mi mensaje llamame, es urgente”.

Deja el móvil sobre la cama pero no obtiene respuesta alguna, intenta calmarse hasta quedarse dormida.

Los siguientes días son desesperantes para Sarah sin tener razón alguna, hasta que decide traducir ella misma los titulares de las fotografías que le enviaron quedando de piedra al darse cuenta que son fotografías de el supuesto compromiso entre Kerem y Elif.

La joven pasa por diferentes estados de ánimo hasta llegar a la depresión, intenta comunicarse con la oficina de relaciones exteriores pero no sabe qué decir y deja las cosas así.

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Kerem se siente en un lugar sin salida, ha intentado por todos sus medios comunicarse con Sarah pero no lo consigue y eso le pone de peor humor, su padre se ha empeñado en hacer que se quede, le ha quitado sus documentos como el pasaporte y la identificación. Además del móvil en un descuido.

—-No lo soporto más, creo que lo mejor es que me marché así sea a rastras, pero no me quedaré un segundo más. Son más de dos semanas y ya no tolero más está situación.

—Me meteré en serios problemas con Farid, pero toma —le dice Nilüfer —está es la llave del despacho de tu padre, allí están tus cosas.

—Gracias Nilüfer, sabes que siempre puedes contar conmigo. Ahora mismo me voy de aquí, no voy a consentir esa tontería de matrimonio entre Elif y yo.

Kerem sale no sin antes darle un beso cariñoso a Nilüfer, una de las mujeres más importantes de su vida, se puede decir que ella ha sido quien le ha enseñado todo lo que sabe como hombre, aunque su relación hace mucho dejó de ser así.

En cuanto recupera sus pertenencias logra comunicarse con sus hombres quienes le dicen que Sarah ha estado en su casa, además de darle la ubicación exacta de su lugar. Después de mucho intentarlo, por fin lo consigue y va en camino a encontrarse con la mujer que ama, quiere darle una sorpresa, sin perder tiempo para cambiarse de ropa, pues va vestido como el arabe que es, llega al restaurante en dónde está Sarah junto a una amiga almorzando.

Sarah está deprimida y no deja de jugar con su comida a la vez que escucha en la lejanía los reclamos de su amiga por no prestarle atención a su conversación. Está tan ensimismada que no se da cuenta que un grupo de personas la empieza a mirar y a rodearla mientras sacan sus móviles y empiezan a tomar registro fotográfico del momento.

Kerem le hace un gesto a la amiga de su novia para que guarde silencio, ya que ella le mira con una mezcla de emociones, que van desde la sorpresa hasta la aprehensión.

—Segura ¿no quieres venir al baño conmigo? —la saca de sus pensamientos, —mientras sigues jugando con la comida yo voy al baño, no tardó.

Ella le guiña un ojo a Sarah quien no termina de entender las cosas, levanta la mirada y se da cuenta de la gente la está mirando y es especialmente hacía la parte de atrás de ella, se voltea y se queda paralizada al encontrarse con la imagen de Kerem, su jeque quien le abre los brazos y ella corre hacía él, lo abraza sin importar nada más y él la besa entusiasmado ante su recibimiento, pues no sabía con que se iba a encontrar.

—¿Cómo estás mi amor? —él no deja de abrazarla y hunde su cabeza en su cuello.

—Te extrañe mucho, no sabes cuanto —besa su rostro en medio de la emoción que siente.

—Yo más, tengo tantas cosas que contarte…

—¿Ah si?; no me digas… —se tensa —ahora mismo no quiero hablar, estoy enojada contigo por irte sin decirmelo, no sabes lo preocupada que he estado.

La joven desvió la mirada y tragó saliva, se aparta de él recordando todo lo que vio y lo que entendío de las fotos.