CAPÍTULO CATORCE Riley sintió que todo su cuerpo se tensó ante las palabras de Hatcher. Ella cerró los ojos, tratando de calmarse. Por un momento, los recuerdos empezaron a invadir su mente... Ella estaba allí de nuevo, una niña en una tienda de dulces con mamá, cuando un hombre malo con una media en la cabeza y una pistola caminaron hacia ellas. El hombre malo le dijo a mami: “Dame tu dinero”, pero mamá estaba demasiado asustada como para moverse, y luego... “¿Escuchaste lo que te dije?”, preguntó Hatcher. Sus ojos se abrieron de nuevo. “Sí”, dijo. “¿Es un trato?”. El nudo en la garganta de Riley casi no la dejaba hablar. “No te creo”, logró decir. Hatcher dejó escapar una carcajada. “Ay, sí me crees. ¿Por qué no me creerías? ¿No he sido siempre fiel a mi palabra? Siempre te h