Su mano se aferra a la mía, proporcionándome su calor eminente. La sensación de protección que él me da, es indescriptible. Desvío mi mirada hacia las calles que pasan en imágenes rápidas por la velocidad del auto. Siento su mirada, tan intensa. Giro mi rostro, encontrándome con esos azules luceros. ─Te ves sublime─ murmura, saboreando sus labios. Dejándolos brillosos. Él es el que se ve sublime a través de mis ojos, netamente, exquisito con esa barba algo profusa que rodea su mandíbula y sus ojos brillando en la penumbra dentro del auto. ─Te creo─ digo, esbozando una sonrisa para él. Su cabeza se mueve en negativa arrastrando unas comisuras ardientes. Joder, este hombre me excita en desmedida. Él podría ser el infierno y simplemente, iría sin dudarlo. ─Nunca cambies, ese carác