─¡Dime! ¡¿Está bien?! ¡Coño!─ Suplico, sintiendo cómo se me escuecen los ojos. ─Ya está en la casa, estable. Solo tenía náuseas y un poco de fiebre. Valentina y su padre están con ella, me han dicho que ahora está comiendo más chocolate de lo común─ acota, haciendo que mi cuerpo se relaje. Coloco mis manos en empuñaduras, ante la rabia que yace en mi interior. La culpa se ha convertido en algo más. Encontrándome decepcionado de mí mismo. Bajo la vista, mirando mis pies. Sintiéndome derrotado. ¿Cómo pude hacerle tanto daño? Me pregunto por enésima vez. ─Ella no merece a una bestia como yo─ murmuro hacia el vacío. ─No Kilian. Ella te merece como tú te mereces a alguien como ella, están hechos tal para cual. Están destinados a amarse y a hacerse daño. Tan irónico como suene, son do