El alfa camino en dirección del aroma que su luna dejó a su paso, la distancia no era muy larga, hablaría con ella para limar asperezas, Jhon estaba muy molesto con el por su comportamiento
Artemisa de la nada le salió al paso al Alfa, ella fingió estar complicada
— Luciano, necesito que vengas conmigo, los centinelas vinieron a avisar de unos intrusos que llegaron al límite del territorio de la manada, seguro se enteraron de tu boda y quieren atacar para arruinarla
El Alfa podía ver a su luna a la distancia, ella se veía triste, quería ir con ella, pero Artemisa fue muy insistente
— Está bien, vamos, veremos qué tienen para decir los guerreros — el lobo pensó que se desocuparía lo más pronto que pudiera para así regresar a hablar con Isabella
La reunión con los lobos se tardó más de lo que Luciano esperaba, ordenó que reforzaran los límites de su territorio, cuando se retiraron por fin, él quizo terminar la conversación con Artemisa pero ella fingió un mareo
— Oh... está mareo de nuevo
— ¿Qué tienes Artemisa? ¿te has estado sintiendo mal? deberías de dejar que las sanadoras te revisen, no quiero verte mal, eres prácticamente la viuda de mi hermano, es mi deber cuidarte
— Estoy bien, pero... podrías llevarme a mi casa, necesito descansar — la mujer parecía tan frágil y pálida que Luciano no tuvo más remedio que llevarla el mismo
Isabella se había movido de lugar, así que los pudo ver salir en un lujoso coche, su esposo se iba con otra mujer, eso hizo crecer en ella el deseo de marcharse, no se quedaría a ser la esposa engañada
La Nana Julisa lo vió todo a la distancia, solo movió la cabeza en negación, ella ya se ha ia dado cuenta de las intenciones de Artemisa, y rogaba por qué Luciano no cayera en las garras de esa mala mujer
Isabella se encerró en un pequeño estudio que había en el salón, estaba en una manada extraña, no conocía a nadie, su padre estaba afuera bebiendo del mejor vino y haciendo negocios sin importarle si ella estaba bien o no, la luna de la manada Luna de Plata estaba ondeando como escapar
El esplendoroso vestido llamaba demasiado la atención, Isa tenía difícil la tarea de pasar desapercibida, pero aún así no se dió por vencida, ella buscó por la habitación no encontró un vestido, lo que encontró fue un traje de novio, y aunque seguía siendo llamativo, no lo era tanto como un vestido de novia con valor de cincuenta millones de dólares como el que llevaba puesto
La sanadora más poderosa de la manada Luna Nocturna, se vistió el traje y salió tratando de ser discreta hasta llegar a los grandes portones, más ahí estaban los centinelas que eran leales a Luciano, a ellos les extrañó ver a su reina luna en ese atuendo
— Reina luna, ¿a dónde se dirige? — preguntaron los lobos, no podían perderla de vista o su malhumorado Alfa era capaz de cortarles la garganta
— Lo que sucede es que mi Alfa y yo nos queremos escapar, estamos ansiosos por nuestra noche de bodas y consumar el apareamiento, él me espera a unas calles de aquí
Los lobos no dudaron de las palabras de su luna, era entendible que los reyes quisiesen llegar al lecho nupcial, solo reverenciaron a su luna y la dejaron marchar
— Lo logré, ahora debo ir en dirección a los límites de la manada y escapar de aquí, de todas formas mi esposo lo está pasando muy bien con esa mujer
*Regresa por él, yo lo quiero, él es mío* — Dayren trataba de que Isabella no se alejara de su Alfa, ella sabía que eran destinados pero el dolor de Isabella no la dejaba verlo
En esos momentos el Alfa Salvatore estaba regresando de dejar a Artemisa, ella intentó entretenerlo pero era evidente la ansiedad del Alfa por regresar a la ceremonia a ver a su luna, la rubia no tuvo más remedio que despedirlo y entrar a su mansión
— Alfa... ¿su luna está con usted? — el centinela trataba de ver hacia dentro del coche de vidrios polarizados, quería serciorsrse de que la reina estuviese dentro del auto junto a su rey
— No, ¿por qué estaría ella conmigo? salí a dejar a Artemisa a su casa por qué se sentía indispuesta, explícate mejor — ordenó el rey
— Alfa... si luna acaba de salir hace unos minutos, ella ya no tenía puesto su vestido de novia, nos dijo que usted la estaba esperando a unas calles, que querían escapar de la ceremonia para consumar la noche de bodas, es por eso que le permitimos salir — el centinela estaba nervioso, ese error podía costarle la vida
Lorenzo se puso tenso, sus ojos amarillos ahora estaban en un dorado oscurecido, estaba furioso, su luna se había escapado aprovechando su ausencia, esa loba lo iba a conocer, oooh si, claro que lo iba a conocer
En un movimiento rápido el Alfa dió reversa al coche, iría tras ella y la traería consigo o dejaría de llamarse Luciano Salvatore, no tuvo más que seguir el rastro que apenas se podía persibir, el poderoso lobo cerró sus ojos dejando que el sentido del olfato lo guiará, respiró profundo hasta que supo que camino tomar
El coche iba a toda velocidad por las calles, el frondoso bosque que rodeaba y protegía la manada no estaba muy lejos, Isabella ya había logrado llegar a él, cuando estaba metiéndose el Alfa vió su figura vestida de n***o, detuvo la marcha del auto abruptamente para bajar w ir tras ella
— Diosa luna, que no me vaya a comer una bestia — Isabella se dió cuenta que no podía seguir avanzando en los tacones que llevaba puestos, ella se transformó en una hermosa loba negra de hermosos ojos azul brillante, su pelaje sedoso y tamaño pequeño la volvía un licántropo adorable de incomparable belleza, más apenas había dado unas cuantas zancadas cuando sintió el aura peligroso de un intruso, sin duda era el aura de un poderoso Alfa que emanaba furia y rabia, ella solo agachó la cabeza y lloriqueó