Capítulo 10 A la mañana siguiente, me despierto con una sensación extraña. Parece como si… —¡Mierda! Doy un salto e intento quitarme una araña de patas largas que se me acerca poco a poco al brazo. La araña sale volando. Atacada, me sacudo la cara, el pelo y el cuerpo para quitarme cualquier bicho asqueroso que tenga. Vale, no es que me den miedo las arañas, sino que no me gusta nada tenerlas encima. Desde luego, no es la manera más agradable de despertarse. Las pulsaciones vuelven a estabilizarse poco a poco y evalúo la situación. Tengo sed y me duele todo el cuerpo por haber dormido en un suelo duro. Me siento sucia y me duelen los pies. Levanto una pierna y me miro la planta del pie. Estoy casi segura de que tengo sangre seca. Me suenan las tripas porque tengo hambre. Anoche no ce