Capítulo 4 Cuando pienso en ese día, no entiendo el comportamiento que tuve. No entiendo cómo no me rebelé más, ni por qué no intenté huir de nuevo. En parte, no fue una decisión racional, colaborar para evitar el dolor no fue una acción premeditada. No, actúo por puro instinto y mi instinto es entregarme a él. Me deja en la cama y yo me quedo allí tendida. Estoy demasiado cansada por el forcejeo de antes y sigo un poco atontada por la droga. Lo que está pasando es tan surrealista que no termino de procesarlo. Es como si estuviese viendo una obra de teatro o una película. No puede ser que me esté pasando esto. No puedo ser yo la chica a la que han drogado y secuestrado y que permite que su secuestrador la toque y manosee por todas partes. Los dos estamos tumbados de lado, uno frente a