Capítulo 12: Me gustaría compensarte.

1669 Words
El chisme corrió como la pólvora y en dos semanas, todo el mundo sabía que Ana María Creel estaba embarazada, que la boda sería por compromiso y cuando anunciaron la fecha y se enviaron las invitaciones, ya nadie lo dudaba, el chisme se confirmó por la premura con la que se planeo la boda. Pero Annie parecía inmune a los chismorreos, incluso parecía aliviada, ahora podía hablar abiertamente de sus planes, de su hijo, y de su futuro marido, sin pena. Y así fue cómo termino siendo ese, el tema central de su despedida de soltera. Y debido a que, ya no era virgen, los juegos tontos que se tenían planeados para la ocasión, perdieron su gracia, cosa que tampoco pareció afectarle. La noche antes de la boda, Luis le envió un mensaje a Kiara y le pidió que se vieran en su apartamento. No sabía qué hacer, porque no se quería arriesgar a que los vieran juntos y menos aún que la vieran a ella sola entrando en el apartamento de soltero del futuro esposo de su prima. No obstante, si quería ir porque, estúpidamente, una parte de ella pensaba que podía querer decirle que la amaba, que no se casaría y que huyeran juntos. Llegó en taxi, embutida dentro de una enorme chaqueta con capucha y cuando el vigilante le pregunto su nombre, uso el de una chica de la universidad que no le caía muy bien y otro número de apartamento. Luis quería reclamarle por los rumores que corrían sobre Annie, él sabía que fue ella quien esparció el rumor, no se lo había dicho a nadie más, Annie tampoco y no podía creer que los padres de ambos se hubiesen ido de la lengua, aunque también estaba Axel, pero no lo creía capaz, a pesar de todo. Kiara llegó ataviada con una enorme chaqueta con capucha, pero cuando se la quitó, llevaba un sexy pantalón de piel n***o, muy entallado y una blusa en color azul marino de escote cuadrado. Era una belleza que robaba el aliento y al verla así de hermosa y sensual, confirmaba que haberla tenido una sola vez, no era suficiente. Ni siquiera la había disfrutado por el sentimiento de culpa y porque tenía que fingir que estaba ebrio. Sin embargo, ahora ya no había nada que lamentar, todo entre ellos estaba aclarado, ella sabía que se casaría al día siguiente y si lograba convencerla, esta vez sí podría tomarse todo el tiempo necesario para disfrutarla y recorrer esas curvas sin prisa. Se quedó recargada en el respaldo del sofá, con una media sonrisa en el rostro. —Tuve que cubrir mi rostro frente a las cámaras de seguridad del edificio. Sin embargo, a menos que tengas buenas noticias para mí, esa incomodidad no me importará demasiado. —Lamento mucho que tuvieras que esconderte para poder hablar. —No te preocupes. Entonces, ¿qué es eso tan importante que tenias tanta prisa por preguntarme? —lo miro directamente y le dedico una sonrisa de lado, inclinándose un poco para que viera su escote. Quería darle incentivos para que por fin se decidiera a confirmar sus sospechas. Seguramente se había arrepentido de casarse con la insignificante de Annie y quería proponerle algo arriesgado. Tal vez huir juntos. —¿Por qué le contaste a todo el mundo lo de Annie? —la pregunta no fue agresiva, pero ciertamente su cara de desconcierto demostraba que eso era la ultimo que se esperaba escuchar. Irritada se alejó del sofá y lo rodeó para sentarse en el sillón individual. Se dejo caer con frustración y dejo de lado toda postura seductora. Estaba más que claro que Luis no tenia la mas mínima intención de huir con ella de ese ridículo matrimonio. —¿Es por eso por lo que me hiciste venir? —él solo la miro sin decir nada— Yo no esparcí ningún rumor, fue Aura, tal vez Clara se lo contó. —Clara no sabía nada. —Eso crees tú, pero mi hermana y la tuya son expertas en escuchar conversaciones ajenas detrás de las puertas. —Aun así, Clara quiere mucho a Annie, no sería capaz de hacerle eso. —Tu padre se lo dijo al mío y lo comentamos en… el despacho cuando me estaban llamando la atención porque me desaparecí tanto tiempo durante la fiesta. Aura pudo escucharlo o quizá tu padre se lo contó a alguien más o la misma Annie. No puedes estar ciento por ciento seguro de que nadie además de mí, lo sabía. —Quizás lo estás haciendo para vengarte de Annie y de mi, pero ella no tiene la culpa de nada, Kia. Sintió que la rabia subía por su garganta, cada vez que lo escuchaba pronunciar su nombre, siempre defendiéndola. —Ya había rumores desde mucho antes de que tú me lo confesaras —logro dominarse lo suficiente para hablar sin titubeos— A mí me lo contaron Di… muchas personas. Mi padre solo me dijo que no eras para mí, pero deduzco que ya lo sabia porque el Tío Teo se lo contó. —Ibas a decir Diego… y por lo tanto Joel. Esos dos imbéciles… —No, yo no iba a mencionarlos a ellos. Son unos idiotas que no ven más allá de sus narices. Pero estás muy equivocado si piensas que todo el asunto lo manejaron con mucha discreción. —Kia, yo… —se sentó en la mesa de centro frente a ella y le tomó las manos entre las suyas— he pensado mucho en la otra noche, lo qué pasó entre nosotros en la casa de la playa. Creo que no te trate como tú te merecías. —Dijiste que no te acordabas bien, que todo estaba borroso y te pareció más un sueño, una alucinación. —Si, pero… estaba la sábana como prueba, no puedo negar eso. Yo me siento terrible y… —¿Qué? ¿Qué pasa? —Nada, solo que… me gustaría compensarte… Retiró las manos y se levantó del sillón, cuando se volvió para hablarle, una solitaria lágrima resbalaba por su mejilla. —Solo hay una manera de compensarme, Luis. Pero tú ya tomaste tu decisión, no sé a qué viene esto ahora. Se acercó y la tomó en brazos, levantó su barbilla para que lo mirara. —Lo entiendo, Kia, pero entiéndeme tu a mí, ya di mi palabra y está de por medio mi hijo. Yo-yo solo puedo compensarte de una manera y esa sería… dándote la noche de pasión que tú te mereces, como debió ser en tu primera vez. No me gustaría que te quedaras con esa mala experiencia y todo porque yo fui un imbécil que se embriagó de más. —Luis, ¿estás hablado en serio? —asintió y ella indignada, lo empujó para liberarse de sus brazos— ¿Y pretendes que mañana asista a tu boda como si nada hubiera sucedido? ¿Me vas a convertir en la mujer que te dio tu despedida de soltero? ¿Solo eso soy para ti? —No, por supuesto que no, eres muy importante para mí, Kia. Pero yo… debo casarme, tú lo sabes. —Y entonces que quieres, ¿convertirme en tu amante? Así nos tendrías a las dos, ¿no es cierto? No quieres renunciar a lo que Annie significa en tu vida, pero yo represento la pasión, el deseo y todo eso que jamás tendrás con ella. —¡Kiara, por favor! —¡No, Luis! Lo hizo a un lado y recogió la chaqueta del perchero, se la colocó encima y se cubrió con la capucha. Abrió la puerta, pero esta se cerro con fuerza, lo intento de nuevo y ofreció resistencia, sabía que Luis era quien bloqueaba la puerta. —No te vayas, Kia —puso su mano sobre la espalda baja de ella y sintió su temblor. —Cásate con Annie, Luis. Y yo haré lo mismo con el primero que me lo pida, entonces todos seremos infelices —forcejeo para abrir la puerta, cuando él se aparto, pudo salir y se alejó por el pasillo. Lo amaba. Entonces ¿porque no había aceptado su propuesta? Pues simplemente porque, Kiara Villareal Creel no era plato de segunda mesa y no iba a ser la querida de nadie, ni siquiera de Luis Alcázar. Y mucho menos le interesaba compartirlo con Annie, ya habían compartido suficientes cosas en el pasado. Era de ella, lo aceptaba, como sea que lo hubiese conseguido, lo había tenido primero, pero eso no haría feliz nunca, así como ella tampoco sería feliz con nadie. La mañana la sorprendió, casi no durmió en toda la noche pensando en lo que pudo ser y no fue. No era ninguna hipócrita, porque claro que ya se había acostado con él, pero lo hizo cuando creyó que se casarían y estarían juntos para siempre. Sin embargo, la noche anterior fue diferente, porque sabía que ya no le pertenecía y a pesar del dolor de la perdida, tenía orgullo, dignidad y mucho amor propio. Jamás aceptaría una propuesta que la rebajaría, a los ojos de todos, al nivel de una golfa. La familia completa asistió a la ceremonia religiosa y tuvo que hacer de todo para evitar levantarse cuando el sacerdote pregunto si alguien sabia de algún impedimento para que la pareja se uniera en sagrado matrimonio. Incluso alucino que lo hacia, que se levantaba frente a todos para gritarle a su prima que era una ofrecida y que si no fuera por ese hijo que llevaba en el vientre, Luis jamas hubiese aceptado casarse con ella, porque a quien realmente amaba era a Kiara Villareal Creel. Tan inmersa estuvo en su fantasía, que no se dio cuenta cuando los declararon marido y mujer hasta que escucho los aplausos y el rumor de las conversaciones se elevo. En ese momento supo que ya no había nada que hacer, Luis había tomado su decisión y ahora le tocaba a ella decidir qué hacer con su vida.
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