La fiesta fue en el salón mas exclusivo del Centro de Convenciones de Vistahermosa y Kiara cayo en la cuenta de que, la boda de Annie era una réplica exacta de lo que ella había soñado para su boda con Luis, lo que no alcanzaba a recordar era si se lo había contado a él o se lo había descrito con lujo de detalles a ella, omitiendo por supuesto, quien era el afortunado. Como siempre, en ningún momento le falto pareja para el baile, ni pretendientes que estuvieran deseoso de cumplir su mas mínimo capricho. Comió, bailó, felicitó a los recién casados superficialmente y se convirtió en el alma de la fiesta. En ningún momento miró a Luis directamente a los ojos, era como un ente del cual se percibe su presencia, pero no se puede ver o tocar y en ningún momento durante la fiesta, se acercó a la pareja para hacerles otra felicitación o tomarse alguna foto con ellos. Axel tampoco se veía por ningún parte, o no había sido invitado o no le dio la gana de asistir, porque a excepción de su padre, Luis y él Sr. Francisco, no había cultivado ninguna otra amistad. A la mayoría de los muchachos les caía mal y a casi todos los había dejado en ridículo frente a los demás, burlándose de sus ideas infantiles de negocios o encontrando toda clase de fallas en sus planes financieros. Todos lo tachaban de especulador, debido a que había una fiebre increíble por las criptomonedas y más de uno ya había invertido casi toda su fortuna y cuando Axel les advirtió que era un mercado muy volátil y que solo deberían invertir lo que querían y podían perder, además de recomendarles diversificar su dinero porque era mucho mas seguro. La mayoría se indignó y lo acusaron de querer crear pánico entre los inversionistas para beneficiar a su pequeña empresa de inversiones. Por lo tanto, realmente a nadie parecía importarle su ausencia y ella jamás aceptaría que quizás se sintió algo decepcionada porque no podría verlo en esa ocasión.
Kiara no estaba ni la mitad de lo feliz que aparentaba estar, pero se había decantado por la venganza, así que se dedico a aparentar algo que estaba muy lejos de sentir. Diego y Joel seguían rondándola, además de muchos otros muchachos, pero había uno en especial que había estado insistiendo en que le diera una cita, e incluso le había mandado flores. Diego Mendoza y Joel Morales eran dos sementales impacientes, briosos, pasionales, dominantes y exigentes y tampoco le convenían. Ella necesitaba uno manso y tranquilo, uno que pudiera manejar y se dejara guiar por donde ella lo llevara. Estaba absorta en sus pensamientos, observando al dúo dinámico bailar con las otras chicas ya que ella les dijo que estaba muy cansada, cuando Ulises Montemayor se sentó a su lado y ella puso los ojos en blanco antes de volverse para saludarlo con una radiante y enorme sonrisa.
—Hola, Ulises.
—Hola, Kia. Supongo que estas muy cansada como para bailar otra vez conmigo.
—Algo, es que hace mucho calor aquí y ya sabes, uno puede deshidratarse.
—¿Quieres que te traiga alguna bebida?
—Si. Eres tan lindo, Ulises —le regaló una media sonrisa coqueta, un aleteo de pestañas y él se mostró mas solicito y atento, si es que eso era posible.
—Ahora vengo, no te muevas de aquí —se alejó de prisa para ir por la bebida que la encantadora Kiara Villareal necesitaba para hidratarse. Sintiéndose muy afortunado de que ella lo prefiriera por sobre todos los demás tipos que la rondaban.
Lo observo atentamente, no era un muchacho feo y el ejército le había quitado un poco lo desgarbado, pero seguía siendo de carácter afable y tranquilo, de hecho, no había nadie que pudiera ser más manejable que Ulises Montemayor y lo mejor de todo, era Subteniente de Armas del Ejercito, lo cual significaba que no pasaría demasiado tiempo en casa. Su mente le estaba dando forma a sus planes y hasta ahora, era el candidato perfecto.
—¿Qué diablos crees qué haces, Kia?
Miró a Clara sin comprender, había estado muy distraída y no se dio cuanta cuando está se acercó y no tenía ni la más remota idea de porque se atrevía a hablarle en ese tono.
—¡Disculpa! ¿Cómo porque me hablas en ese tono, niña?
—No te hagas la tonta, se lo que tratas de hacer.
—Explícate o lárgate, Clara. No estoy de humor para tus pataletas.
—Te estoy hablando de Ulises. Quieres a todos los chicos para ti, pero Ulises es mío.
—Para empezar, es él quien ha estado insistiendo conmigo y, para terminar, que yo sepa, no hay ningún compromiso formal entre ustedes ¿o sí? Y en todo caso, porque no le reclamas a él.
Clara se puso colorada por el coraje, la fulminaba con la mirada y tenía una mueca de niña berrinchuda en la cara.
—Aura sabe muy bien que siempre he estado enamorada de Ulises.
—¿Y?… ese no es mi problema. ¿Al menos él lo sabe? ¿No crees que, si le interesaras aunque sea un poco, te buscaría?
—Ese no es el punto, el punto es que yo estaba esperando que regresara para acercarme a él, pero tú te le pusiste en frente y no hay forma de que mire a alguien más. Ulises no te interesa ¿porque no lo cortas y ya?
—¿Quién dice que no me interesa? —se burló, le encantaba ver ese rostro ordinario, distorsionado por una rabieta infantil. Clara Alcázar se parecía mucho a su padre, incluso mucho mas que Luis, aunque no de una manera bella y armoniosa. Esa mocosa era peor que Aura de cizañosa y chismosa, lo que no contribuía en nada a gustarle a los muchachos.
—Yo se… —se acercó para decirle en un susurro para que nadie más escuchara— que tú te morías de amor por mi hermano y ahora que ya se casó con Annie, te quedaste con un palmo de narices. Y como no puedes soportarlo, te has dedicado a coquetear con todos los hombres disponibles, eres una ofrecida, Kia. Ya nadie te va a tomar en serio, ni siquiera creen que seas virgen todavía. Ulises es mío, Kiara, así que, será mejor que alejes tus garras de él.
—¡Pues eso lo veremos, querida! Te voy a demostrar quien es mejor y a quien va a preferir Ulises Montemayor, si a una mocosa insulsa y grosera como tú o a una mujer como yo.
Empujó a Clara y se levantó para recibir a Ulises que ya se acercaba con las bebidas. Le dedicó una sonrisa radiante, y al tomar la copa de su mano, deliberadamente hizo que sus dedos se tocaran, luego lo miró con las pestañas bajas, los ojos entornados y una sonrisa taimada en la boca. Ulises trago saliva, se aclaró la garganta con nerviosismo y se ajustó el nudo de la corbata, en ningún momento pareció reparar en la presencia de Clara que estaba a espaldas de Kiara. Está pateo el suelo bufando de coraje y paso al lado de ellos golpeando a Kiara con el hombro y ocasionando que esta derramara la bebida que Ulises le había entregado. Sin embargo, estaba preparada, segura de que haría exactamente eso, conocía a su hermana y era lo mismo que conocer a Clara, así que, tenia la bebida algo alejada de su vestido y no paso a mayores.
—¿Estas bien? —le preguntó con tono preocupado y revisando su vestido para confirmar que no se había manchado.
—Si, no te preocupes. No hay nada que lamentar.
—¿Qué les pasa a estas niñas tontas que no tienen cuidado? —le dijo mientras secaba su mano con su pañuelo— Kia, se que, quizás soy algo insistente, pero… me gustaría salir contigo, no se… a cenar, o tomar un café, lo que tú quieras.
—Si, claro, cuando tú quieras.
—¿E-en serio? Yo… no… no-no te vas a arrepentir. ¡Te lo juro!