Apenas tuvo tiempo de recoger los baúles que deseaba llevar consigo y que fueron puestos junto con los del Duque, preparados antes de su llegada. Mientras tanto, Willy había ido a su casa, situada en la calle Moon, para hacer rápidamente el equipaje. De paso hacia la estación, se detuvieron para recogerlo. A Lolita todo aquello le pareció un perfecto ejemplo de la capacidad organizativa de Su Señoría. A la hora del almuerzo ya se encontraban navegando por el Canal, a bordo del yate del Duque. Éste comió en su camarote, pues tenía que seguir representando el papel de enfermo. Lolita y Willy lo hicieron en el salón. −¡Casi no puedo creer que todo esto esté sucediendo!− comentó ella. −A mí siempre me pasa lo mismo cuando estoy trabajando con Hugo− respondió Willy. −¿Habían hecho algo a