Juntos se dirigieron a la puerta, pero ella se volvió para mirar al Duque. −Rezaré para que usted esté bien− le dijo con sencillez. −Sus oraciones son muy importantes —fue la sorprendente contestación de Su Señoría. Cuando iban por el pasillo, Willy dijo: −Un día de éstos le pediré que me explique unas cuantas cosas. Por ejemplo, cómo es que aprendió a hablar ruso. Lolita sonrió divertida por su asombro y él agregó: −Recuerde: estamos preocupados por el Duque, pero esperamos que se sienta mejor por la mañana. −Sí... entiendo lo que me quiere decir. −Hay que engañar a esos individuos. ¡Son venenosos como reptiles!− afirmó Willy con una dureza insólita en él. Abajo, las damas se habían retirado al salón mientras los caballeros todavía estaban en el comedor saboreando su oporto. Cuand