Estoy sudando. Son más de las cuatro de la tarde y yo estoy sudando a chorros. Stefan subió las escaleras para acompañar a su hermana mientras duerme, así que yo me quedé caminado de un lado a otro por la cocina. ¿Cómo rayos le explicaré a Esmeralda lo que le pasó hace tantos años atrás? Niego con la cabeza y trato de pensar en otra cosa. Camino hacia el refrigerador y tomo un poco de agua, necesito relajarme un poco y pensar que le voy a decir a aquella chica de ojos verdes. Cuando su hermano me dijo hace unas horas atrás que estuvo a punto de morir por mi culpa, algo dentro de mí se rompió. Saber que Esmeralda estuvo a punto de sacrificarse por mi bienestar despertó ciertos sentimientos agridulces. Sin saberlo, iba a morir por mí… Y eso es porque le importo, aunque sea un poco.