Marcela. —Yoli, Pato mi novio está durmiendo, —como me cuesta decir novio por Dios Santo—. Déjalo por fis, así que no limpies mi habitación, solo la de las nenas. —Me quedo aca abajo así no hago ruido mejor. —Dale, las llevo y vuelvo. —cuando llego a la escuela bajo con las loncheras de cada una con sus comidas porque tienen jornada—. Hola, ¿puedo hablar contigo un momento?. —Para hablar conmigo están las reuniones de padres. —no me mira y ya siento el odio subir. —Bueno, no es por la notas, es porque la próxima vez que Violeta sienta dolor o descompostura... —ahí me mira—. Me llames, todo el día estuvo con dolor y no te pude encontrar cuando vine así hablamos, no quiero levantar un informe por el tremendo descuido que tuviste, pero llámame, porque si me intereso por mis hijas y cada