Dos meses después (Julián Molina) —Aprendo cosas nuevas de ti, todos los días. —dije al ver con que facilidad pasaba el trapero por toda la habitación. —Gracias por el halago, pero es usted quién me hace ser una mejor persona. Por obligación mi cerebro ha tenido que desarrollar otras conexiones buscando ampliar las posibilidades de supervivencia. Ahora soy hábil con el olfato, el oído y la memoria. Así que nunca te atrevas a decirme una mentira porque uniré todas las partes y te descubriré. —Había cambiado tanto desde esa noche que la descubrí temblorosa y mal oliente. —No me atrevería a mentirte. Yo acepto como eres y me pareces única, para mí eres de gran ayuda y cambiaste la forma en la que percibía la vida. —No le mentía pero si le ocultaba algunas cosas que había descubierto.