Primeros análisis médicos. (Julián Molina) Esa noche, mientras charlábamos, me percaté que me había ido enamorando poco a poco de Isa. Quise desenredarle su cabello, porque ella lo hacía bien, pero me gustaba hacer cosas por ella. —¿De quién fue la idea de traerme cena? —Puso su mano en mi rostro para estudiar mi expresión. —No te iba a dejar sin comer. —Saqué la lengua y lamí su mano. —¡Qué asco! —Y toda la mano llena de mi propia saliva la restregó por mi cara. —No puedes rechazarme mi demostración de cariño. —La cogí de ambas manos y empecé a acercarla para pasear mi lengua por su carita. —¡No! Eso es asqueroso ¡No! —protestaba intentando ocultar su rostro. Pero continúe acercándome poco a poco, de pronto ella se quedó inmóvil sintiendo mi aliento muy cerca de su boca. Yo humede