Dave. Mi cuerpo se siente como si me hubieran atropellado y golpeado en la cabeza, lo peor es la fiebre que no me deja. Ya he llamado al trabajo para explicar que no puedo ir, pero mi teléfono vuelve a sonar; lo tomo sin revisar quién es. — ¿Hola? —Nadie responde—. ¿Hola? —El silencio es tanto que creo que es una broma; entreabro los ojos para encontrarme el nombre de April en la pantalla—. ¿April? —Llevo esperando media hora por ti —Maldición. Está furiosa—. Íbamos a desayunar. Y yo nunca, en serio, nunca espero a nadie más de diez minutos. Lo estoy intentando, David Eduardo, pero no voy a quedarme más tiempo aquí. —Estoy enfermo, Apple. —Se queda callada de nuevo, seguro está pensando si es sólo una excusa—. Llamé al trabajo hace un rato y les dije que no iría. Lo siento, olvidé el