-¿Cómo está mi mujer, doctor? Sea honesto conmigo- Saúl sentía su corazón acelerar mientras el canoso hombre acomodaba la montura de sus anteojos sobre el puente de su nariz. -Señor Badell- suspiró- Su señora tiene el corazón muy débil y, disculpeme, pero si se recupera de esta, debe tener mucho cuidado con ella- Saúl se impresionó- Cualquier emoción, buena o mala, podría alterarla. Ella tiene una condición poco común en su corazón y, lastimosamente ahora no existe una cura para ella más que una operación riesgosa de la que, siendo sincero, dudo que una persona de su edad responda efectivamente. -¿Está diciéndome que mi esposa morirá? -No, no le digo eso, señor Badell- dijo el paciente profesional- Digo que su esposa podría o no recuperarse de los dos infartos leves que su enfermo coraz